En 2022, el caso de Nahir Galarza, condenada a prisión perpetua por el asesinato de su novio Fernando Pastorizzo, dio un giro inesperado. Ella tras cinco años en prisión, declaró que el verdadero autor del crimen era su padre, Marcelo Galarza.
El caso volvió a tomar trascendencia los últimos días debido al estreno de la película de Nahiren Amazon Prime.
La declaración y el quiebre familiar
Nahir Galarza, quien se encontraba cumpliendo su condena en una prisión de Entre Ríos, hizo esta sorprendente revelación frente a su nueva abogada, Raquel Hermida Leyenda. Según Nahir, fue su padre quien disparó contra Fernando Pastorizzo, y no ella, como se había establecido en el juicio.
Marcelo Galarza, tras el encarcelamiento de su hija, rompió todo vínculo con ella, no por decisión propia, sino porque Nahir decidió dejar de verlo.
La joven acusada se sintió traicionada por su padre, quien le había prometido sacarla de la cárcel, promesa que no pudo cumplir. La relación entre ellos empeoró cuando Nahir decidió denunciarlo como el verdadero asesino.
La vida de Marcelo Galarza en aislamiento
Desde ese momento, la vida de Marcelo Galarza cambió drásticamente. A finales de 2021, Marcelo ya se había separado de Yamina Kroh, madre de Nahir, y decidió alejarse por completo de su familia. Se refugió en un campo en Gualeguaychú, donde vive en soledad y ha bajado 15 kilos desde entonces.
A pesar del distanciamiento con su esposa e hija, Marcelo mantiene una relación cercana con su hijo Aaron, quien se ha convertido en su mayor apoyo. Marcelo no ha vuelto a ejercer como policía, su verdadera pasión, y se ha dedicado a un proyecto agrícola con gallinas en su campo.
Aunque la Justicia no ha admitido la teoría de Nahir de que su padre fue el verdadero asesino, Marcelo Galarza confesó en su momento que le habría gustado hacerse cargo del crimen. “El abogado me lo prohibió porque dijo que iba a saltar que yo no había hecho nada”, comentó Marcelo. “Soy inocente, pero no diré nada más por respeto a mi hija que es lo más importante”, añadió.
Marcelo sigue sin dar entrevistas y evita el contacto con su familia, excepto con su hijo Aaron. En Paraná, donde vive cerca de su campo, la mayoría de la gente le niega el saludo, aunque cuenta con el apoyo de algunos pocos.
Reflexiones de Marcelo Galarza
Marcelo ha expresado el dolor y la soledad que siente tras la acusación de su hija y el colapso de su vida familiar. “Me destruyeron. Me dejaron sin familia. Es durísimo esto”, confesó a un conocido. Sin embargo, encuentra algo de consuelo en su trabajo agrícola y en la relación con su hijo.
En su búsqueda de sentido y propósito, Marcelo incluso deseó ser reclutado para la guerra en Ucrania, aunque esa posibilidad no se concretó. Por ahora, sigue en su ciudad natal, enfrentando las secuelas del caso y viviendo una vida en aislamiento.