La historia de la productora de Té Amarillo, Amalia Inés Radovancich, es un testimonio del poder de la pasión y la determinación en el mundo agrícola. Por ello, su legado como pionera perdurará como un faro de inspiración para las generaciones futuras de productores de té.
Como toda historia que está por escribirse y cambiarlo todo, la suya también inició “como si nada”.
“Cuando los expertos de Pei Chen estuvieron en Oberá para un taller de cata lo probé por primera vez y conecté inmediatamente. Es el mejor para beber en hebras sin azúcar”, comentó la conocedora, quien en ese mismo momento se dijo a ella misma “voy a elaborar esto”.
El té amarillo, ha sido tradicionalmente asociado con regiones como China y Japón. Sin embargo, gracias al arduo trabajo y la visión de Radovancich, Sudamérica ahora se ha unido al selecto grupo de productores de esta delicada infusión.
Sin embargo, el camino de “iniciación” no fue nada fácil. Incluso hubo cosechas que tuvo que descartar; pero su perseverancia y determinación dio frutos y su producción es reconocida por su calidad excepcional y su sabor distintivo.
La variedad es extremadamente rara y exquisita y eso fue lo que “me llevó a querer innovar en el mundo del té desde ahí”, recordó. “Fui la única corajuda”, contó entre risas a Eco&Agro.
“Tengo una lista de espera de compradores interesados, porque es muy difícil de lograr. En China hay solo 10 productores que se animan. En la antigüedad se lo producía solamente como tributo al emperador”, explicó.
A lo largo de la charla Radovancich contó los numerosos desafíos que enfrentó en su “viaje místico de aromas y sabores” hacia el cultivo exitoso de té amarillo, desde condiciones climáticas variables hasta la necesidad de adaptar técnicas de cultivo específicas.
“Se produce con un proceso de oxidación más corto y una fase de marchitamiento más prolongada. Las hojas se marchitan en cestas antes de ser procesadas, lo que da como resultado un sabor más suave y delicado”, aseguró.
“Se descubrió por error y con los siglos la técnica se perdió o se olvidó y pasaron muchos años hasta que se la rescató y aquí estamos”, dijo.
Por ello mismo, el compromiso de Radovancich con la excelencia y la innovación ha establecido un nuevo estándar para la industria del té.