“No se trata de mí” implica cambiar el foco, enfocarse en cómo aportar valor al otro, en lugar de preocuparnos por cómo nos vemos o qué puedan decir de nosotros.
El foco no soy yo sino a quién va destinado lo que hago.
Es una actitud que si la ejercitamos se vuelve hábito, aprendemos a enfocarnos en aportar valor y el milagro se produce.
“No se trata de mí” revaloriza el poder de la intención, para qué hacemos lo que hacemos.
“No se trata de mí” es usar nuestros dones haciendo foco en dar, sacar a la luz nuestro don y ejercitarlo, sin temor a equivocarnos.Cuando aprendemos a sentir de este modo, todo cambia, valoramos el proceso y nos desapegamos del resultado.
“No se trata de mí” es darnos cuenta que todos somos uno, y que cada uno, desde su lugar, puede llevar luz a otro, si aprende a no estar todo el tiempo pendiente de sí mismo.
“No se trata de mí” es un acto de amor y de agradecimiento a nuestro creador y es entender que nuestros dones no son nuestros, son regalos para compartir al mundo.
Cuando actuamos de ésta forma, nos encomendamos al poder divino, una sensación de paz se apodera de nosotros, porque de pronto, tenemos la certeza que todo se resolverá de la mejor manera.
Las palabras vendrán a nuestra boca en el momento oportuno y sin proponernos, tocaremos corazones y el mensaje llegará a quien lo necesite, para abrazarlo con palabras.
“No se trata de mí” es aprender a descubrir que no podemos cambiar el mundo, pero que cada vez que actuamos poniendo foco en dar, estamos contribuyendo a iluminar la vida a alguien y hacer de este mundo un lugar mejor.
Natalia Moyano
Contadora con
corazón de escritora
[email protected]