Comienza sus actividades al inicio de la primavera de 1984, para apuntalar las acciones del gobierno democrático instaurado tras el doloroso período vivido por el pueblo argentino antes aún del 24 de marzo de 1976.
La ciudadanía era consciente del enorme desafío de reorganizar las Instituciones conforme a la Ley, sabía de las intenciones de juzgar los crímenes de lesa humanidad por parte de la gestión liderada por Don Raúl Alfonsín. Era consciente de que para lograrlo precisaría el apoyo y aún la presión del inmenso colectivo de voces que constituía el país.
La Asamblea propiciaba acciones en defensa de los Derechos Humanos como organización pluralista, ecuménica y multisectorial. Su conformarse en un ideario humanista y democrático para sumar voluntades y dar a conocer objetivos, fue transmitiéndose a partir de cortos radiales emitidos entonces por LT 18, Radio Eldorado.
No hacía sino replicar el enorme esfuerzo de constituir la asamblea en el clima opresivo de terrorismo de estado, el accionar de la Triple A para combatir la insurgencia de fuerzas que habían pasado a la clandestinidad.
El origen
A fines de 1975, durante el conflictivo gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, un grupo de notables sentó las bases de lo que sería la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos para alertar sobre la lucha armada, la violación de derechos que por entonces ya sacudían la cotidianeidad del país.
El primer Consejo estuvo presidido, entre otros, por Monseñor Jaime de Nevares, la doctora Alicia Moureau de Justo, el obispo Carlos Gattinoni, Eduardo Pimentel, Alfredo Bravo, María Susana Pérez Galart, por citar personalidades de trayectoria. En 1983 se incorporó Graciela Fernández Meijide, y la claridad y contundencia de sus principios invitó a la expansión de la Asamblea a diferentes territorios de la Nación.
Una de las primeras iniciativas a nivel local fue acompañar con acto y movilización la presentación del Informe de la CONADEP, Comisión Nacional que investigó la tortura y desaparición de personas durante la dictadura, presidida por Ernesto Sábato, acompañado por notables de diferentes sectores, entre los que se hallaban la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú y la profesora Graciela Fernández Meijide, secretaria.
Un documento contundente que conocimos como “Nunca Más”, que impulsó el juicio a los responsables del mayor genocidio perpetrado por miembros de las tres Fuerzas Armadas.

Iniciativas
Pronto los vecinos que conformaron la Asamblea pensaron en dejar un testimonio físico, visible. Surgió la idea de una plazoleta. Las gestiones ante el ejecutivo municipal presidido por Juan Gómez lograron la cesión de un espacio verde ubicado sobre avenida Paraguay, intersección con Belgrano y Vuelta de Obligado.
El grupo, del que participaron muchos jóvenes, se dio a la tarea de desmalezar, emparejar e iniciar un proceso de parquización mientras se diseñaban una serie de juegos infantiles -columpios, juegos de trepar- con madera de la zona y neumáticos.
Willy Maerker fue el responsable del Monumento, artesanalmente erigido con basalto misionero, grandes piedras obtenidas en una barranca en la zona de Caraguatay, cargadas y trasladadas en el viejo Ford 350 de Don Sigfrido Stockmayer, por Cacho Stockmayer y Pichi Kürten.
Un agrupamiento de las grandes “piedras de Willy”, en cuyas caras visibles se grabó el lema “Nunca Más”, rodeado de palabras que apuntaban a ser ancla de un tiempo que se anhelaba distinto: justicia, amor, solidaridad… y de lo que se tenía que superar.
Hubo entusiasmo, optimismo y mucha voluntad para montar juegos, dar forma a todo, tallar, disponer luminarias. Quienes trabajaron dieron su tiempo. No obstante, por trámites del Aeroclub, que tenía personería jurídica y balances ordenados, se concretó un pequeño subsidio de gobernación – gestión de Ricardo Barrios Arrechea- para lo que hubo que comprar.
Los fondos asignados fueron retirados por el diputado Roberto Franke. La plazoleta fue un símbolo, una señal, un espacio físico para celebrar la vida: un lugar con juegos para niños, un espacio verde para disfrutar, un recreo en un tiempo en que estos sitios no eran habituales.
En tanto se concretaba, se hacían las verdaderas acciones que constituían el fundamento de la asamblea: asistencia de la Comisión de Salud y alimentación a enfermeros y pacientes –sobre todo madres embarazadas, puérperas y familias con niños internados- en el Hospital de Área y a vecinos de Línea Chica, donde voluntarios orientados por la ingeniera Jesús Contreras ayudaron a miembros del barrio a generar una huerta comunitaria. Se los instruyó acerca de tiempo de siembra, abonos y repelentes naturales.
El médico Julio César Loto y la trabajadora social Mariana Kürten ofrecieron charlas de salud (enfermedades frecuentes de los niños, tratamiento de heridas, prevención de parasitosis). Se tomó conocimiento de una importante cantidad de niños que no asistían regularmente a la escuela por razones de distancia. Los establecimientos más cercanos estaban en Guatambú y Caraguatay.
Por entonces la escuela pública más accesible del pueblo era la Nº 254. Con encuesta en mano se interesó al ejecutivo y seguramente de esta inquietud surgió después la Escuela Nº 908 del barrio San Luis.
La Asamblea medió también en algún conflicto laboral suscitado en Celulosa Piray y por algún tiempo sostuvo los informes radiales a través de los cuales sostuvo vínculos con la comunidad. Todos estos movimientos se solventaban con la venta de empanadas, pastelitos, pastas, locros, que se elaboraban en el patio y el garaje del domicilio de Lisa Fausch de Kürten, quien ejercía el liderazgo de esas jornadas que resultaban fiestas de camaradería
Con invitaciones cursadas y los trabajos terminados, la plazoleta se inauguró en coincidencia con el Día Internacional de los Derechos Humanos consagrados el 10 de diciembre de 1959, en el primer aniversario de la recuperación de la democracia, el domingo 8 de diciembre de 1984, con presencia de autoridades de APDH, presididas por Leopoldo López Forastier y Jorge Guanes por la juventud, autoridades provinciales –entre ellas el diputado Víctor Marchesini- el ejecutivo municipal y el fuerte respaldo del Concejo Deliberante, intendentes de pueblos vecinos, adhesión de todas las facultades de la Universidad Nacional de Misiones y partidos políticos.
Cristalizar objetivos
Con la energía de la trascendencia de esa fiesta que culminó con un gran festival popular, la APDH se dio a la organización de cursos de apoyo para alumnos de primaria y secundaria que debían acreditar contenidos en marzo en diferentes asignaturas.
Una movida generosa para la cual se pidió colaboración a estudiantes avanzados, profesionales y docentes. Empleando el recurso de los cortos radiales y la publicación en medios gráficos, se abrió un registro de inscripción de interesados que funcionó en el bar de los Domínguez en barrio Retiro, Municipalidad de Montecarlo, Estudio Jurídico Contable Benítez y domicilio de Miguel Cáceres, en barrio Henter.
La dirección de la Escuela de Frontera cedió sus aulas y los cursos se desarrollaron durante todo el mes de febrero a partir del lunes 4, entre las 17 y las 19 para la primaria, y entre las 19 y las 21 para el ciclo secundario.
Hubo voluntarios que pronto se retiraron –vacaciones, regreso a lugares de estudio- y también quienes se comprometieron y lograron un lindo vínculo con chicos y jóvenes que tuvieron la posibilidad de aprender y trabajar en un clima distendido que propició siempre despejar dudas, repreguntar, ejercitar.
Encomiable que adolescentes como Laura Montanía, o que personas muy mayores destinaran entre dos y cuatro horas diarias a cristalizar dos derechos fundamentales para el ejercicio de ciudadanía: enseñar y aprender.
Lisa Fausch de Kürten ofició de cuidadora de mis hijos, en tanto atendía necesidades de “logística” de los chicos y el grupo en general. Ivonne Pierron, la monjita francesa, trabajaba con niños las dos primeras horas destinadas el ciclo primario y después acompañaba a Lisa con nuestros pequeños, que tuvieron un largo mes de tardes de juego en la plaza, cada tardecita.
Rubén Stockmayer, José Francisco “Negro” Ramos, Daniel Nano Marcial –estudiante de ingeniería- y Miguel Blejer fueron de los que completaron todo el ciclo de ofertas.
Jesús Contreras debió atender problemas de salud y Rodolfo Kürten retirarse dos semanas y retomar al final. Todos celebramos los aceptables resultados de los exámenes de marzo. Antes Lisa y yo debimos limpiar la escuela de punta a punta: vidrios, pizarras, pupitres, pisos de aulas galerías. Fue extenuante. Al final de la jornada enorme suspiro de ¡tarea cumplida!

Generando conciencia
Poco después la APDH movilizó a la comunidad en general, a sus representantes, para pronunciarse en torno al Juicio a las Juntas que gobernaron el país entre marzo de 1976 y diciembre de 1983 por crímenes de lesa humanidad. Las sesiones de enjuiciamiento del que resultó la célebre frase Nunca Más pronunciada por el fiscal Julio César Strassera, se iniciaron el 22 de abril y se extendieron hasta avanzado agosto de 1985.
La Asamblea local encabezó un gran acto que tuvo respaldo unánime de los partidos políticos y organismo no gubernamentales de la región. Organizó un congreso de juventudes y derechos que se llevó a cabo en patio y gradas de la Escuela de Frontera el 7 de septiembre de 1985 y un gran encuentro aniversario de la Declaración Universal de Derechos y visibilización de APDH filial Montecarlo, también en la Escuela de Frontera, el 7 de diciembre de 1985, con disertantes del ámbito sindical y Jorge Guanes, por la juventud.
Durante ese tiempo de haceres y alertas, algún representante viajó a asambleas distritales. Todos recordamos los intentos y asonadas que padeció el gobierno de Alfonsín.
Tiempo de confiar
De a poco fuimos llamados por trabajos y desafíos. El ejercicio democrático fue evolucionando. En el ámbito provincial surgió el Ministerio de Derechos Humanos, Secretarías que atendieron la problemática de mujeres, niños y adolescentes.
Surgió la dirección de Asuntos Guaraníes. Algo similar ocurrió a nivel nacional: el INADI, líneas directas de atención por malos tratos, abusos a la población vulnerable, políticas para el abordaje de problemática de género.
La Asamblea depositó responsabilidades en los organismos pertinentes. Como suele pasar, no se previeron fondos ni estrategias de mantenimiento de juegos y Monumento en la Plazoleta, y el tiempo hizo lo suyo. Pero fue el jubiloso patio de juegos y lindas rondas de cuento y experiencias del taller de Títeres en su primer domicilio.
Las piedras del Nunca Más se apilaron un poco al costado y constituyeron espacio para sentarse a confidenciar, para transformarse en montaña, escondite, plazo para la mbopa, sitio para los picnics. En la plazoleta se ejercieron todos los días los derechos del niño capaces de proyectarlo en un ciudadano sensible y responsable.
Proyecciones
Desde su inauguración fue sede para memorar el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia. En 2013 se inauguró un gran cartel y un mástil para nombrar a una de las primeras plazoletas surgidas por voluntad de los vecinos. Con parte del viejo Monumento se erigió una placa en homenaje a Félix Escobar, estudiante detenido desaparecido de una familia montecarlense.
Los miembros fundadores de la APDH Montecarlo –ente quienes podemos citar a Rodolfo Kürten, Elisa Fausch de Kürten, Ivonne Pierron, Jesús Contreras, Yuyo Alcain, Rolando “Petiso” Escobar, Guillermo Maerker, Juan Carlos Martínez Alva, José Francisco “Negro” Ramos, Rubén Víctor y Verónica Stockmayer, Miguel Cáceres, Ramón Sorondo, Adriana Viollaz- siguieron sus vidas, con compromisos y elecciones.
El ejemplo más emblemático de coherencia lo dio Ivonne Pierron, miembro de la Congregación Hermanas de las Misiones Extranjeras, entidad francesa que la envió a la Argentina en 1955 para cumplir misiones en Neuquén, en el conurbano bonaerense, en la provincia de Corrientes. En algún momento retornó a Francia y el regreso fue por un tiempo a Nicaragua. Pero eligió como destino de su vocación nuestro país.
A su arribo a Montecarlo estuvo en la organización local de APDH, acompañó todas sus acciones, tuvo alguna cátedra en la escuela Normal y finalmente escogió destino en Pueblo Illia, donde fue responsable de un albergue para hijos de colonos en Dos de Mayo.
El albergue que animó a construir y condujo por más de quince años, daba cobijo, comida y apoyo escolar a chicos y jóvenes que asistían al Bachillerato Polivalente Nº 42. Allí la conoció a Ernesto Sábato, el 16 de junio de 2005. Dos seres sensibles, capaces de enfrentar el infortunio con propuestas de trabajo, compromiso y paz. Ivonne Pierron recibió, con la humildad de siempre, honores y condecoraciones:
La Legión Extranjera, en su país. Ciudadana Ilustre de 2 de Mayo, fue declarada “Mayor Notable Argentina” por la Cámara de Representantes de la Nación y hay una distinción provincial a la entrega social que lleva su nombre. Ivonne entendió de qué se trata. Reclamó por Derechos porque puso hombros, manos, inteligencia, ternura y pasión –deberes, en fin- para conquistarlos.
Por Verónica Stockmayer (Verano 2024)