“Nadie es capaz de prometer que no tengamos problemas, pero vamos a vivir en un país sin inflación por el resto de nuestros días”, afirmó el presidente Javier Milei tras la firma del Pacto de Mayo.
Con ese compromiso y la Ley Bases aprobada -las herramientas que insistió en conseguir para llevar adelante su programa de gobierno- el mandatario aspira a que Argentina pueda salir de ese “abismo profundo” en el que, según sus palabras, estamos hoy.
Esta semana, el ministro de Economía, Luis Caputo, le puso plazo a esa Argentina sin inflación. “El hecho de no emitir más y hacer que el peso vaya a ser una moneda fuerte va a llevar a una inflación cero en el corto plazo, en los próximos meses”, aseguró.
Además de tener controlada la emisión, la baja del impuesto PAIS (que anunció pasará a ser del 7,5%) “va a tener un impacto clarísimo en la inflación”. La baja de este impuesto era una de las promesas del Gobierno si se aprobaba la Ley Bases. Pero esa reducción no será inmediata: habrá que esperar hasta septiembre.
El impuesto pasó de ocupar el noveno lugar al quinto puesto en importancia en materia de recaudación, y creció un 278,1% en junio de 2024 respecto del mismo mes de 2023. Pero fue precisamente la gestión actual la que aumentó este gravamen del 7,5% al 17,5%.
Con respecto a lo que habría que esperar para vivir en un país sin inflación, el economista Francisco Eggers aseguró a PERFIL: “Es muy difícil que, al menos en el corto plazo, pasemos a ser un país sin inflación (en el sentido de aumento 0% de los precios), a menos que haya una presión deflacionaria muy fuerte, como la que hubo en los últimos años de la convertibilidad”.
En cambio, aseguró, “sí podríamos aspirar, en el mediano plazo, a tener una inflación de país normal, inferior al 5-6% anual, en forma sostenible: es decir, sin que estemos con la expectativa de que en cualquier momento viene una crisis y, con ella, un posible golpe de inflación”. Pero para eso, agregó, “una precondición es tener equilibrios macroeconómicos”.
Caputo volvió a insistir en que no existe atraso cambiario y en que la devaluación tampoco está en los planes. “El Gobierno actual parece tener como objetivo el equilibrio fiscal, pero no tiene una política encaminada a lograr el equilibrio externo. El nivel de inflación depende mucho más del dólar oficial que de los dólares paralelos, y el dólar oficial está claramente atrasado. No es posible tener un equilibrio externo sustentable con el actual dólar oficial”, opinó Eggers.
“Entonces, en algún momento el dólar usado para importar y exportar pegará un salto para arriba; siempre ha ocurrido eso cuando el dólar se retrasa, y no veo por qué no va a ocurrir ahora. Y cuando pegue el salto, se reactivará la inflación”, agregó.
Por lo tanto, si Argentina puede llegar a ser un país sin inflación, en las actuales condiciones, eso podría durar poco: “Lo que me parece es que el actual proceso de baja de la inflación, usando como ancla constante el dólar oficial (es decir, basado en el retraso cambiario) no es sostenible”, explicó el economista.
“Nuestra experiencia es que nadie baja los precios”
Un dólar atrasado “no es para siempre, porque desalienta las exportaciones, alienta las importaciones y trae la expectativa de que en algún momento va a haber una corrección”. Por último, y respecto del posible impacto de la baja del impuesto PAIS sobre la inflación, “algún efecto tendría que tener, pero no creo que mucho”.
Esto se debe, detalló Eggers, a que “esta no es una situación en que se estén realizando importaciones normalmente, y eso se nota, por ejemplo, en el hecho de que los pagos por importaciones siguen siendo sustancialmente menores que las importaciones devengadas: es decir, todavía hay cepo cambiario que afecta a las importaciones, lo que distorsiona el efecto”.
Por otra parte, concluyó el economista, “cuando la disminución del tipo de cambio efectivo se da vía reducción de impuestos, tiene menos efecto en las expectativas, porque nuestra experiencia es que nadie baja los precios, una rebaja de impuestos lo que suele hacer es aumentar la rentabilidad de los empresarios”.
Además de la promesa de reducir el impuesto país, desde el Gobierno aseguran que, una vez que tengan las herramientas y las condiciones estén dadas, se podrá avanzar en la eliminación del cepo.
“Al tener controlada la emisión, al colapsar la inflación, las expectativas de devaluación van a colapsar y la brecha se va a achicar fuertemente. Entonces va a haber mejores condiciones para salir del cepo”, afirmó Caputo.
Claudio Caprarulo: “No existe la magia”
“Es un buen y necesario objetivo ir hacia una economía sin inflación. De todas formas, no existe la magia y es un resultado que lleva tiempo, sobre todo para poder hacerlo de forma sostenible”, explicó Claudio Caprarulo a este medio.
“Es por eso que la salida del cepo sea seguramente un paso previo y no posterior a alcanzar porcentajes de inflación similares al del resto de la región. Por ejemplo, Brasil tiene en un año un aumento de precios similar al nuestro en un mes”, afirmó.
Mientras haya cepo, explicó el economista, “siempre va a existir la expectativa de una corrección cambiaria y en consecuencia de precios”. Pero “eso no significa que estén dadas las condiciones para levantarlo completamente”, aclaró.
“Levantar el cepo y lograr un mercado de cambios que funcione normalmente, junto con un Banco Central saneado con reservas internacionales, disminuye las expectativas de devaluación. Eso, entre otras cosas, ayuda a evitar movimientos fuertes en el tipo de cambio. De esa manera se disminuye una de las principales causas de saltos en los niveles de precios”, concluyó.
La consultora de Orlando Ferreres dijo que se espera para julio una inflación del 4% y que el año termine con un acumulado del 132%. El economista aseguró a PERFIL que “vivir sin inflación puede ocurrir, y ya pasó en Argentina”.
Contexto regional
Argentina ostenta el dudoso honor de encabezar la lista de países latinoamericanos con mayor inflación por noveno mes consecutivo, tras la publicación este viernes por parte del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) del último informe relativo a las cifras de junio.
El IPC trepó al 4,6%, mientras que todos los demás países registraron variaciones inferiores a un dígito.
Venezuela quedó en un lejano segundo lugar con un IPC de 1% para un total de 51,4% en los últimos 12 meses, según datos del Banco Central de Venezuela (BCV).
Sin embargo, el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) reportó cifras de 2,4% y 68%, respectivamente. En el primer semestre de 2024, el BCV dijo que la inflación alcanzó el 8,9%.
Brasil presentó una variación mensual de 0,39% en el sexto mes de 2024, según el Índice de Precios al Consumidor Amplio (IPCA) divulgado por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), que también mencionó un ajuste de 2,52% en el primer semestre de 2024.
La inflación mensual de Uruguay en junio alcanzó el 0,36% frente a un 0,4% el mes anterior para una variación interanual del 4,96% y del 3,62% en el primer semestre de 2024.
En Perú, la inflación subió 0,12% para un total de 1,57% desde enero y 2,29% interanual.
El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) de Colombia informó de un aumento del 0,32% en junio para un ajuste interanual del 7,18%, un 4,12% solo en el primer semestre.
Chile, Paraguay y Ecuador registraron cifras deflacionarias en junio.
“Empezó con 4”
Tras darse a conocer cuál fue el índice de inflación de junio, desde Estados Unidos, el Presidente utilizó sus redes sociales para celebrar el dato y apuntó contra los especialistas que señalaban un mayor crecimiento del aumento de precios.
En distintas plataformas, el mandatario expresó: “La inflación de junio fue de 4,6% pese a la suba de tarifas. Pensar que analistas pronosticaban entre 5,5% y 6,5%. Bueno… otra vez le erraron”.
Posteriormente, resaltó que el índice de aumentos de precios “al final empezó con 4” y citó el índice RIPTE publicado por un medio de comunicación oficialista que registró un crecimiento de los ingresos del 7,3% en mayo: “Recuperando el salario real”.