Por: Verónica Stockmayer (*)
Juancito el gorrión paseandero
se cansó de su paisaje:
siempre siempre
el mismo cielo,
siempre el árbol,
los vecinos…
y muy decidido
preparó mochila
-semillas, pajitas-
faa!! se fue de viaje.
Llegó a cataratas,
se bañó en un salto
jugó con las gotas
¡ay, que fresco encanto!
rió con los monos
y con los coatíes
y luego se fue,
volando muy alto.
Con alas cansadas
llegó a San Ignacio,
miró bien las ruinas,
saltando despacio.
Vio la costanera:
¡era una quimera!
¡Lindo recorrido
bien juntito al río!
Sin pasar la aduana
cruzó un largo puente
y cuando volvió,
nadó en una fuente
de una plaza grande
con mil pajaritos
que lo saludaron
con bellos cantitos.
Después regresó
porque ya extrañaba
su rama, su nido,
sus buenos amigos.
Trajo para todos
un lindo regalo:
piojos importados
desde el otro lado,
piojos saltarines,
bichos transparentes
que saltan y pican
con gran don de gente.
Juan se muestra alegre…
aunque tanto viaje
¡¡¡le produjo fiebre!!!
(*) Montecarlo Misiones