El pequeño Loan Peña lleva más de un mes desaparecido de su 9 de Julio, en Corrientes, en una red de complicidades que integran la política, la policía y las sospechas sobre la Justicia de la vecina provincia. Hoy, es posible afirmar que ni siquiera hay pistas firmes que permitan conocer el paradero de este niño que lo busca todo un país.
En Misiones, mientras tanto, se sucedieron dos denuncias en pocos días por intentos de secuestro de adolescentes en el área metropolitana provincial, aunque en zonas no tan cercanas geográficamente.
Sin embargo, lo que más preocupación genera es la falta de mecanismos de investigación concreta de las fuerzas de seguridad para dar con quienes habrían realizado estos actos que conmocionan a padres y a los jóvenes de la misma edad.
La primera denuncia se conoció a fines de junio y la Policía dijo haber dado con sospechosos que, finalmente, fueron liberados por falta de mérito. Desde la confusión de sangre con barniz, de una camioneta de una funeraria con el móvil del intento de secuestro, hoy son parte del anecdotario que -lamentablemente- nos habla que hay delincuentes, dedicados a secuestrar adolescentes, que están libres.
En la edición de hoy, apareció una segunda denuncia sobre una chica de 14 años y tampoco la Policía pudo dar con algún responsable del hecho.
Es tiempo de pensar en ajustar las herramientas de investigación de estos hechos, para no llegar a generar todo un manto de sospecha sobre el sistema, al igual que en Corrientes, detrás de estos graves sucesos. A diferencia de la familia Peña, las dos adolescentes misioneras lograron escapar para contar lo sucedido.