Cuando doy mis clases de gimnasia bioenergética noto cómo llegan las personas con el cuerpo tenso, se nota en la postura, en la forma de respirar, inclusive el estrés se nota en el color de la piel.
Al ir desarrollando la clase voy notando cómo el cuerpo empieza a relajarse a través del movimiento y la respiración. Conectar con el cuerpo nos ayuda a poner la mente en descanso, la respiración nos ayuda a cargar el cuerpo de energía o ayuda a liberar el exceso de la misma.
Muchos de los conflictos que tenemos con los otros es a causa de nuestra tensión corporal, ya que esta tensión nos pone a la defensiva.
Estar tensos hace que reaccionemos de una forma inadecuada generando problemas con el “otro” y cuando podemos liberarnos de eso con actividades que nos generan placer, ahí es donde podemos relacionarnos de una manera más pacífica.
Hablar de una forma más asertiva, bajamos las defensas y podemos mostrarnos como somos.
Cuando movemos la energía acumulada en nuestro cuerpo, pocas veces queremos contestar ante un enojo, somos pacientes, un cuerpo y mente relajados no quieren conflicto.
La tensión genera estrés y el estrés nos hace estar a la defensiva.
Cuando aprendemos a relajarnos con la técnica que sea, sentimos placer al sentir nuestro cuerpo liviano, cómodo y lo que queremos es estar ¡lejos de los problemas!
Hoy podemos sentir nuestro cuerpo: ¿Cómo está? ¿Tenso? ¿Rígido? ¿Dolorido por las contracturas?
¿Solemos notar cómo la tensión y el cansancio nos ponen impacientes?
¿Nos damos ese tiempo de escucha y registro corporal? Hoy podemos regalarnos eso, un momento de silencio inhalando y exhalando profundamente, soltar todo, sentir nuestro cuerpo que está ahí esperando ser escuchado.
¿Qué te pide hoy tu cuerpo?
Regaláte eso que estás necesitando.
Si estás tenso camina, baila, movéte, respira profundamente, deja que la energía vital fluya, se mueva, y sentí cómo te renovás.
Bendiciones.
Prof. Paula Vogel
Gimnasia para el Alma.
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