La llegada de las ferias francas hace 25 años abrió a los misioneros un mercado de llegada directa a productos de la chacra, sin intermediarios, a precios mucho más accesibles a partir del tratamiento diferencial que se hizo para esa venta.
Era la forma semanal de encontrarse con productos de muy buena calidad, de la agricultura familiar, que no estaban alcanzados por impuestos, que no debían pagar por un local para la venta.
Siempre hubo diferencias entre las mismas ferias de una ciudad como entre localidades. Pero se buscó mantener un parámetro que las hiciera más económicas que los mercados tradicionales.
Con el correr de los años, al llegar justamente el año del aniversario 25, el IPEC y la Comuna posadeña empezaron a medir los precios de los productores, similar al Índice de Precios al Consumidor (IPC), que permitiera mostrar las fortalezas competitivas de las ferias con respecto a los mercados, supermercados e hiper.
Sin embargo en junio, este Índice de Ferias Francas fue mayor que el IPC del INDEC: 10,3% versus 4,4% del nacional. Dos veces y media más de costo en las ferias.
A nadie escapa que los insumos para la producción se incrementaron y que viajar desde cada localidad hasta el puesto de venta sale más caro, a partir de las subas de los combustibles. Pero los feriantes deben cuidar su razón de ser, para evitar que los clientes más fieles regresen a los mercados tradicionales.
En este contexto de crisis, las familias necesitan cada vez más a las ferias francas como espacio de acceso a vegetales y frutas para la correcta alimentación de sus integrantes.