Por: Claudia Doi
Bajo la luz de la luna,
vi una estrella fugaz,
y le pedí un deseo…
un deseo especial.
No le pedí las estrellas, la luna ni el sol.
No le pedí que me amaras a sombra ni a sol.
Solo le pedí un minuto, solo un minuto con vos,
para así poder tenerte,
solo un momento… un momento de amor.
Bajo la luz de la luna,
vi una estrella fugaz
y le pedí un deseo…
un deseo muy especial.
No le pedí que la tierra dejara de girar
ni que los pájaros lloraran al despertar.
Solo le pedí un minuto, solo un minuto con vos
para poder así soñar que siempre estarías junto a mí, mi
amor.
Bajo la luz de la luna,
vi una estrella fugaz
y le pedí un deseo…
un deseo especial.
A veces recuerdo cuando estábamos juntos, fueron
los años más felices de mi vida, quiero creer que los
suyos también. A pesar de que se ha ido aún siento que
se encuentra a mi lado, ese pensamiento que me ayuda a
continuar:
De su alma multicolor,
esbozaba alegría y fulgor,
que llenaba toda la casa,
son su simplicidad y su esplendor.
De sus ojos trasparentes,
transmitía mucho amor, esperanza, luz y vida,
fuego que ardía en su corazón.
Sus vestimentas blancas como su alma y su corazón,
que relucían aún en la noche,
en los abismos, los acantilados y la desolación.
De sus labios solo salían,
palabras de esperanza, luz y amor,
como solo él sabía expresarlo sin temor.
Nadie llenó mi alma como solo él la llenó
y sentí toda tristeza cuando él se alejó
y dejó un vacío en mi vida que se derrumbó con dolor,
quedando sin esperanza, sin luz y sin amor.