La autopsia realizada a Julio Omar Kruk (52) reveló que de los ocho disparos que recibió, todos por debajo de la zona pélvica, solo uno de ellos fue fatal, debido a que afectó la arteria femoral, lo que le generó a la víctima una hemorragia severa y un shock hipovolémico, indicaron fuentes del caso.
Tal como publicó PRIMERA EDICIÓN, Kruk falleció en el hospital de Alem tras ser prácticamente acribillado en un enfrentamiento con la policía, donde dos uniformados fueron baleados.
El hombre se atrincheró durante doce horas, el pasado lunes desde las 9 y hasta la medianoche, en su vivienda ubicada a unos 15 metros de la ruta provincial 4, en el municipio de Itacaruaré.

Luego de las pericias preliminares, se supo que efectuó más de 2 mil disparos (se incautaron más de 2 mil vainas servidas y 2.500 cartuchos de diversos calibres), además de dos escopetas, calibres 36 y 38, una pistola calibre 22 con cargador y un rifle (que son los que utilizó Kruk).
Las fuerzas especiales convocadas intentaron ingresar a la vivienda en dos ocasiones, tras agotarse todo tipo de negociaciones. En todo momento, según las fuentes Kruk abrió fuego a mansalva contra los efectivos, quienes repelieron su ataque.
Las fuentes relataron que durante la jornada trágica en Itacaruaré las autoridades judiciales intentaron que familiares del hombre atrincherado dialogaran con el mismo, sin embargo se habrían negado a hacerlo.
Se mantuvieron a resguardo y a unos cien metros de la vivienda. También estuvo su exesposa. En ese sentido este Diario pudo averiguar que el conflicto entre Kruk y su expareja, quien es docente, comenzó hace un mes.
Agresiones verbales y decisiones consideradas “dictatoriales” por parte del hombre hacia ella, como cortar la energía eléctrica e internet “para ahorrar”, y colocar estos servicios solamente cuando él quería, habrían sido el detonante para que la mujer decidiera irse a vivir a la casa de su exempleada doméstica, indicó una fuente.
Sin embargo, la gota que habría rebalsado el vaso habría sido una supuesta agresión del individuo hacia su hijo de ocho años, al que también le habría estado enseñando a disparar, confió un vocero. Todo esto habría sido denunciado por la mujer ante el Juzgado de Paz para dejar constancia de los supuestos motivos que la llevaron a separarse.
También hizo una solicitud para que el hombre le devolviera sus pertenencias, precisó la fuente. Se aclaró además que su expareja nunca solicitó exclusión de hogar debido a que la propiedad era del hombre. Dicha vivienda fue heredada de su padre, quien era al parecer armero y vendedor de armas. Lo extraño es que los doce años que estuvo en pareja con la mujer, no habría mostrado síntomas de ningún problema mental. Sus familiares habrían dicho que estuvo internado en Posadas por una supuesta esquizofrenia, pero hace doce años.
El comportamiento supuestamente violento y errático del hombre comenzó hace apenas hace 30 días. Incluso en la casa no se hallaron medicamentos psiquiátricos. Actualmente estaba desocupado.
Oscuridad y plomo
El lunes el hombre empeoró su actitud agresiva (días antes disparaba al aire y los vecinos se quejaron), indicaron las fuentes. Esta vez comenzó a disparar “a lo que pasaba por enfrente”, tal como lo describió el mismo jefe de Policía, Sandro Martínez. Para ese entonces se enteraron que Kruk antes de atrincherarse cortó la energía eléctrica. Había “oscuridad de monte cerrado”, explicó un vocero. Se parapetó en los balcones y desde allí disparaba.
Un perro de gran tamaño ladraba y advertía al dueño de casa cuando la policía se acercaba por alguno de los cuatro costados de la casa, que tenía doble reja y es un terreno de grandes proporciones.
Hasta que al llegar al filo de la medianoche, llegó la decisión de ingresar. Un grupo del GOE fue por el lateral derecho y otro por el izquierdo. Estos últimos, luego de interminables minutos en la oscuridad y de no escuchar ni al perro ni movimientos de Kruk, entraron por una escalera que permitía ir a un hombre por vez. Ingresaron en fila hasta estar dentro de la casa.
Era casi la medianoche. Los hombres de élite de la fuerza provincial se toparon con el hombre que tenía un arma corta en la mano, un cuchillo doble filo en la cintura y un rifle cruzado en la espalda.
Hubo un tiroteo. La orden de la jueza de Instrucción de Alem, Selva Zuetta, que estuvo en el lugar, había sido “intenten sacarlo vivo”, sin embargo y como también dijo el jefe de Policía, “no hubo alternativa”. Le dispararon a las piernas, pero uno de los balazos dio en la femoral y se desangró, falleciendo en el hospital.