Leo Duarte, un apasionado coleccionista y recopilador, ha dedicado gran parte de su vida a rescatar y preservar la historia de Posadas. A través de su trabajo en la Biblioteca del Museo Juan Yaparí y su famoso grupo de Facebook “Posadas del Ayer”, ha logrado consolidar una comunidad vibrante y activa que mantiene viva la memoria de la ciudad. Junto a él, PRIMERA EDICIÓN también pudo conocer fotos inéditas e historias únicas de la capital misionera que serán publicadas de forma paulatina durante los próximos días.
“El grupo surge más que nada por una necesidad de cubrir un espacio vacío que era la historia de la ciudad de Posadas”, comenta sobre el origen de “Posadas del Ayer”, que vio la luz en 2009 cuando las redes sociales apenas llegaban a la región. En sus inicios, el grupo era un espacio pequeño y familiar, pero su impacto ha crecido enormemente desde entonces: “Nunca pensamos que iba a tener semejante difusión”, afirma. Hoy, con casi 50.000 miembros, ha superado todas sus expectativas iniciales. “Nos ha llamado gente como Felipe Pigna para usar nuestras fotos, diarios a nivel nacional y de otros países como Paraguay y Brasil”, cuenta con orgullo.
A pesar de no ser historiador profesional, Duarte ha construido un espacio vital para la difusión de la historia local, ayudando a personas de todas las edades a reconectarse con sus raíces. “Yo no soy historiador, soy un simple coleccionista y recopilador”, confiesa con humildad, pero también resalta cómo este trabajo le ha permitido descubrir constantemente aspectos inéditos de la historia de Posadas. “Nos seguimos sorprendiendo porque siempre aparece cosas inéditas realmente, y es un mundo donde uno aprende todos los días”.
“Le dedico al grupo actualmente casi 15 horas diarias”, comentó Duarte y agregó que el grupo está organizado de manera que siempre haya alguien disponible para responder las consultas. “Actualmente tengo tres administradores… la idea del grupo es que la gente pueda tener una respuesta rápida tanto para un pedido como para una solicitud de una información”.
Una biblioteca única
Además de su trabajo en redes sociales, Duarte y su equipo han creado una impresionante colección de libros. “Seguimos comprando libros para poder tener nuestra biblioteca y tenemos casi 6.000 ejemplares de autores misioneros, de los cuales unos 1.500 son de temática de las localidades del interior”, señala.
La historia de esta biblioteca se remonta a los años 50 o 60, cuando funcionaba como la antigua Biblioteca de Planeamiento de la provincia. “Tenía una colección bastante importante de temática en general”, recuerda sobre los primeros tiempos de la institución.
Con el paso de los años, la biblioteca se ha actualizado y adaptado a las necesidades actuales. “Hoy, más aggiornada a los tiempos que corren, tenemos una biblioteca solamente de autores misioneros y autoras misioneras”, explica, enfatizando el valor que estos escritores y escritoras han aportado a la cultura de la provincia. La colección actual está compuesta por una amplia gama de géneros, desde poesía y cuentos hasta novelas e historia. “La parte histórica, que es la que más investiga la gente, son la historia de los pueblos de Misiones”, añade, destacando el interés de la comunidad por redescubrir sus raíces.
Lo que hace especial a esta biblioteca es su exclusividad. “Por la temática de ser solamente autores misioneros, es la primera y la única en toda la provincia”, subraya, con orgullo. Este enfoque la convierte en un espacio invaluable para quienes buscan explorar la literatura local y las historias que moldearon Misiones.
Sin embargo, también señala un desafío que enfrentan las bibliotecas en la actualidad: “Las redes sociales han matado al libro”, afirma. En un mundo cada vez más digital, el acceso y el aprecio por el libro físico han disminuido. Ante esta realidad, su misión de rescatar libros de autores misioneros que ya no se consiguen es aún más importante. La tarea de recuperar estos textos perdidos es esencial para mantener vivo el patrimonio literario de la región.
Por amor a la historia
Aunque no es un profesional en la materia, está convencido de que la clave para preservar la historia radica en la pasión y el esfuerzo. “Depende de la provincia poder seguir manteniendo este material y tener gente realmente capacitada, gente idónea”, explica, aclarando que aunque no se necesiten necesariamente profesionales, es fundamental que quienes trabajen en la preservación histórica lo hagan con amor y empeño. “Por ejemplo, yo amo lo que hago. No soy profesional en ninguna de las materias, pero uno ama y le pone empeño”.
Este amor por la historia también lo transmite a las nuevas generaciones, especialmente a su hija de 10 años, quien ya sigue sus pasos. “Hoy, por ejemplo, una de mis compañeras es mi hija. Ella es mi compañera de acomodar fotos, de descubrir lugares”, relata con orgullo. Su hija no solo lo acompaña en sus recorridos por la ciudad, sino que también se apropia del conocimiento adquirido. “Ya sabe quién vivió en tal lado y después les cuenta a sus compañeros de la escuela en los lugares que fue”.
Cree firmemente que la historia debe ser transmitida a los jóvenes, aunque reconoce que no es una tarea fácil en los tiempos actuales. “Cuesta mucho porque hoy las nuevas tecnologías un poco han hecho desaparecer al papel, han hecho desaparecer al libro”, lamenta. La dependencia de la virtualidad ha impactado en la manera en que los jóvenes se relacionan con la historia y el conocimiento. “Hoy el chico no te va a leer en papel, pero sí te va a leer en un teléfono”, observa con cierta preocupación, ya que la experiencia de un libro físico parece estar quedando en el olvido.