La diferencia entre el bien y el mal es que el bien piensa en ayudar al otro, considera la vida como una actitud de servicio hacia los demás y el entorno, tiende a actuar en grupos velando por el mayor bien para el mayor número por eso, de alguna manera, cueste lo que cueste está destinado a vencer, ganar y llegar al final, aunque tenga que esperar eones de tiempo.
El mal, sin embargo, es egoísta solo piensa en sí mismo, actúa en la oscuridad egoístamente y solo sin un enlace grupal, aunque nos muestre que no están solos, en su corazón solo anida la soledad, por eso no posee energía propia y tiende a nutrirse de la energía de los demás. No es abarcativo es excluyente, por eso cueste lo que cueste está destinado a rendirse ante el amor porque en definitiva, el amor es una fuerza de cohesión, es lo que mantiene todo unido respondiendo a un orden mayor.
Es el principio básico de la creación, sin el amor no estaríamos viviendo. El amor es la fuerza que puja y nos lleva siempre hacia adelante, no hay fuerza más poderosa que la del amor, porque en definitiva, siempre está mirando hacia el otro, cómo asistir, cómo sanar, cómo ayudar buscando el servicio desinteresado hacia la creación y transformación para una realidad mejor.
¿Qué sientes en tu interior, el fuego de la vida o el hielo del destino de aquellos que se han apartado de la humanidad y buscan solo el camino del egoísmo?
Solo el amor tiene la magia de volver a reconstruir y nacer desde las cenizas porque es la única fuerza capaz de reinventarse, ya que tiene en su programación la preservación de la vida toda y la transmutación de las realidades en una mejor y superadora posibilidad de adaptación. Es lo único que nos impulsa y nos lleva siempre hacia el destino final que es la realización, en cada uno de nuestros corazones, de aquella energía primordial que dio el origen a todo, incluso a tu propio cuento o mito original.
La épica batalla entre los semi dioses sigue vigente en cada uno de nosotros. Luego de encontrar el santo grial y conseguir el elixir de la vida eterna, el siguiente logro es habitar por siempre el espacio del amor incondicional donde todos y cada uno de nosotros pueda crecer en amor hasta el infinito.
No desistas ¡nunca! Todos en algún momento tocamos el amor más puro y ya nunca volveremos por el camino del sufrimiento y el dolor. Estate atento, las tentaciones son muchas, pero solo perdura lo real y eso solo es el amor.
Patricia Couceiro
Máster en Constelaciones
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