En la tranquila localidad de Colonia Alberdi vive Maximiliano Monjes, un joven de 25 años cuya vida está profundamente enraizada en el lugar que lo vio crecer. Con una familia compuesta por su padre Fabián Monjes y su madre Mirta Ester Sobieski, Maximiliano encontró en la agricultura un propósito que lo conecta con sus raíces y le inspira a seguir adelante.
Desde muy pequeño, estuvo inmerso en el mundo de la chacra, influenciado por el ejemplo de sus padres.
Fabián y Mirta no solo le transmitieron el valor del esfuerzo y el compromiso con el trabajo en la tierra, sino también el amor por la agricultura. “Desde chico mis padres me enseñaron los trabajos de la chacra y algunos secretos que ellos practican, y eso fue lo que me motivó a trabajar en la chacra”, recuerda Maximiliano.
La conexión con la tierra y el aprendizaje de técnicas agrícolas se convirtieron en una parte esencial de su vida, forjando el carácter y la determinación que hoy lo definen.
Ahora, con 25 años, Maximiliano se sigue dedicando a la chacra familiar con un entusiasmo que refleja su compromiso. “Como joven me siento muy bien trabajando en la chacra y pienso mantener eso”, asegura.
Su actividad principal es la producción de hortalizas, entre las que destacan lechuga, cebollita, perejil, acelga, apio, espinaca, mandioca y morrones.
Además de su destacada producción de hortalizas, diversificó su actividad agrícola con la crianza de animales de granja, los cuales utiliza principalmente para el autoconsumo.
Esta práctica no solo complementa su dieta, sino que también refuerza el enfoque integral de su chacra, permitiéndole aprovechar al máximo los recursos disponibles y mantener una vida autosuficiente.
La combinación de la agricultura con la cría de animales subraya su compromiso con un estilo de vida sostenible y el bienestar familiar, consolidando su modelo de producción agrícola y ganadera en Colonia Alberdi.
Maximiliano comercializa sus productos en dos importantes espacios: la Feria Franca de Posadas y la Facultad de Ingeniería y Arte de Oberá. Esta última es una iniciativa que promueve el consumo de productos de las chacras misioneras entre estudiantes, docentes y trabajadores de las universidades locales.
“Lo que más me motiva a seguir trabajando en la chacra son mis clientes que me incentivan a seguir adelante con la producción”, dice Maximiliano. La posibilidad de ofrecer productos frescos y de calidad a la comunidad le proporciona una satisfacción inmensa y un sentido de logro.
El trabajo en la chacra no fue siempre fácil; el compromiso y el esfuerzo son requisitos esenciales. Sin embargo, el joven encuentra satisfacción en cada cosecha y en cada venta. La gratitud de sus clientes y el reconocimiento por la calidad de sus productos refuerzan su motivación. “Mis clientes son mi mayor inspiración. Ellos me hacen sentir que el esfuerzo vale la pena”, afirma.
La historia de Maximiliano Monjes es un testimonio de cómo el amor por la tierra y el trabajo arduo pueden converger en una vocación que no solo sustenta a una familia, sino que también contribuye al bienestar de la comunidad. Su dedicación a la chacra familiar y su capacidad para adaptarse y prosperar en el mercado local reflejan un futuro prometedor tanto para él como para la agricultura en la región.
En un mundo en constante cambio, Maximiliano Monjes sigue sembrando con esperanza y cosechando el fruto de su labor con orgullo, manteniendo viva la tradición familiar y construyendo un legado que continuará inspirando a las futuras generaciones.