Cada 23 de septiembre se conmemora el Día de las Bibliotecas Populares y en Misiones siguen tan presentes como siempre, con más de 30 espacios de lectura en la provincia y un largo camino recorrido para brindar información y contención a la comunidad.
En comunicación con FM 89.3 Santa María de las Misiones la vicepresidente de la Federación Misionera de Bibliotecas Populares, Elsa “Tita” Tañski, contó que la historia se remonta hasta el siglo XIX, “en la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, quien había sido embajador en EEUU y quedó impresionado por las bibliotecas”. Tras esta experiencia, se trasladó este sistema a la Argentina, con una administración popular y con apoyo estatal.
Recordó que, para cuidar a las bibliotecas, se iniciaron “asociaciones dirigidas y administradas por la comunidad a través de una Comisión Directiva formada por los vecinos, pero con el apoyo del sector público”. Destacó que se dieron buenos resultados en este país, en estos 154 años de existencia de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP).
Qué sucede en Misiones
Tañski precisó que “en la provincia de Misiones tenemos aproximadamente tres decenas, 33 en realidad, que están correctamente organizadas de acuerdo a los parámetros de la Dirección de Persona Jurídicas y lo que pide la Comisión Nacional”. No obstante, aclaró que “eso no significa que sean las únicas existentes en la provincia, porque muchas más atienden a usuarios y están en formación”.
Sucede que en los barrios se dan experiencias, surgen bibliotecas y recorren un trayecto hasta conformarse en un camino para ser reconocidas por la CONABIP. Para sostenerse, sostuvo que dependen primordialmente de la comunidad a través de una importante gestión de la Comisión Directiva, para obtener lo necesario para el funcionamiento de la biblioteca, desde el espacio, la colección y recurso humano.
A esto, se suma la presencia del Estado, donde “a nivel local generalmente los municipios ayudan muchísimo, al brindar un espacio, también a nivel provincial estamos dentro de la ley de asociaciones civiles”. A través de una ley, las bibliotecas populares reciben recursos que provienen de impuestos a los juegos de azar. En este subsidio, remarcó que “no hubo recortes, pero estamos recibiendo el mismo presupuesto del año pasado, con toda la inflación y demás, donde siempre todo resulta insuficiente y más aún en este momento”.
Acerca del impacto del mundo digital, la integrante de la Federación comentó que las bibliotecas siguen vigentes: “la biblioteca popular Sarmiento, a la cual pertenezco, funciona en Santa Ana y recibimos usuarios, tenemos nuestros socios lectores, aparecen nuevos y es un flujo constante”, relató.
Como espacio de lectura, señaló que la práctica nunca desapareció y que incluso “las bibliotecas populares se han adaptado muy bien a la tecnología”. Recordó que este proceso comenzó hace tiempo, con una actualización constante, de la mano de las nuevas tendencias, tanto en catálogos de lectura como en administración de recursos.
A pesar de tener una herramienta al alcance de la mano, “Tita” explicó que aún hay personas que necesitan “de la información de un determinado título o tema, donde los bibliotecarios y personas que trabajan en las bibliotecas populares tienen la capacidad de ver exactamente lo que necesita el usuario en ese momento”.
Por otra parte, destacó que “son reservorios muy importantes de toda esa documentación gris que tiene el patrimonio de cada pueblo, con su historia, costumbres, actores sociales específicos, que se van guardando en las bibliotecas populares”. De esta manera, cuentan con hemerotecas a disposición de la comunidad.