Los datos contra el relato oficial se acumulan tanto como las piñas que venimos recibiendo los argentinos durante los últimos lustros y que se agudizaron en lo que va de esta gestión.
Tras dos mandatos, Cristina Fernández de Kirchner se fue dejando una pobreza de 30,1%. Mauricio Macri pidió ser evaluado cuando la pobreza era del 29% y se fue dejando 35,4%. Alberto Fernández dejó el poder con un escalofriante 41,7%.
Javier Milei ganó la Presidencia y en apenas seis meses el dato de la pobreza alcanzó el 52,3% teniendo en cuenta que el dato corresponde al primer semestre del año en curso.
La pobreza representa hoy a casi 24 millones de personas y la indigencia mantiene en la miseria bajo la línea de pobreza nada menos que 8,5 millones de personas.
Para entender la velocidad de la crisis vale ponerlo en estos términos: la pobreza tuvo un incremento de 12,8 puntos porcentuales con respecto a los datos de igual período de 2023 (40,1%). La indigencia pasó del 9,3% en el primer semestre de 2023 al 18,1% en los primeros seis meses de este año.
Más datos… de la medición oficial respaldada por otra como las de la Universidad Católica se desprende que siete de cada diez chicos son pobres.
Otra piña… con los costos actuales y la inflación activa la canasta básica de los jubilados asciende a 912.000 pesos contra una jubilación mínima de 234.000 pesos (más un bono recontra licuado de 70.000 pesos que eleva ese ingreso a un tercio del valor de la canasta). Con esos datos podemos confirmar que el 65% de la clase pasiva necesita tres jubilaciones mínimas para pagar la canasta y queda claro que eso no está ocurriendo.
Tras seis meses miserables, julio mostró la tibia recuperación de algunos rubros de la actividad económica, pero rápidamente agosto los sepultó, junto con el relato oficial.
La relativa recuperación del salario en los últimos meses no se advierte en el consumo, clave para hablar de una hipotética recuperación económica. Es clave entender entonces que la pobreza se enquistó fuertemente y que tener trabajo hoy no significa evadir al flagelo. De hecho, según investigadores del Instituto Gino Germani, dependiente de la Universidad de Buenos Aires, uno de cada tres trabajadores formales es pobre, a pesar de contar con un empleo en blanco, aguinaldo, salario surgido de negociaciones paritarias, obra social y todas las condiciones que marcan las leyes. Ese fenómeno tampoco es nuevo, pero es evidente para casi todos que se acentuó en lo que Milei lleva de gobierno.
La actividad industrial, por nombrar uno de los rubros más vapuleados, mostró un deterioro generalizado con caídas en la producción. El Índice de Producción Industrial de OJ Ferreres (IPI-OJF) reportó una caída interanual de 3,7%; en tanto FIEL calculó una contracción del 10,8% respecto al mismo mes de 2023. La construcción, otro de los motores de la economía y el empleo, muestra sus peores datos en décadas. La situación es tan determinante que, si se quitara el agro de los rubros que miden el ritmo de la actividad económica, la caída sería de una magnitud realmente impensada.
El fin de semana que pasó sirvió para que los Milei organizaran un acto político con todos los condimentos de la casta. Colectivos para militantes, tribuna y mucho relato. Apenas horas después de la publicación del índice de pobreza e indigencia, el Presidente dijo en Parque Lezama que “la pobreza ha empezado a caer”, haciendo referencia a la baja de la medición del INDEC, que mostró una reducción del 54,8% al 51% del primer al segundo trimestre.
El mandatario apeló a cuestiones metodológicas que usa cuando le sirven y rechaza cuando lo cuestionan y que fueron rápidamente desmontadas por especialistas en mediciones.
Pero la prueba más clara de que el relato es eso, relato, es todo lo expuesto antes. No existen datos técnicos reales que respalden un freno a la inercia de la crisis. El Presidente debe entenderlo rápidamente, no solo por sus aspiraciones políticas. Antes que nada debe hacerlo por el pueblo que lo votó mayoritariamente para que, cuando se vaya, deje tras de sí índices de pobreza ostensiblemente menores a los que heredó y que hizo crecer exponencialmente.