El 15 de septiembre los fieles de la Iglesia Católica Ucraniana “San Jorge”, de Cerro Azul, organizaron el cincuentenario de las peregrinaciones al ícono milagroso Madre de Dios Puerta de la Misericordia. Este año la caminata tuvo lugar bajo el lema: “50 años de fe, Puerta de Misericordia, Portal de Esperanza” y fue encabezada por columnas de peregrinos que salieron desde Leandro N. Alem, Arroyo del Medio, Cerro Azul, Picada Belgrano y Picada Galitziana. A ellas, se sumaron peregrinos de varias comunidades ucranianas y amigos de la comunidad de varios puntos de la provincia.
Ya en el lugar, los fieles fueron recibidos por la Banda de Música del Regimiento de Infantería de Monte XXX, de Apóstoles, se acercaban al ícono a venerarlo, algunos después de caminar por más de horas.
En la puerta de la Iglesia San Jorge, monseñor Daniel Kozelinski, obispo de la Eparquía Santa María del Patrocinio, fue recibido con la tradicional ceremonia del pan y la sal. Entró al templo, rezó ante el ícono y comenzó la procesión hasta el lugar de la celebración de la Divina Liturgia. Durante su homilía el prelado recordó a Jesús como peregrino a los 12 años, caminando hacia el Templo de Jerusalén.
“Nosotros hoy nos ocupamos de las cosas del Padre, como el Señor respondió a su madre en aquel tiempo”, dijo. Añadió que la madre de Dios “eligió este lugar de Picada Belgrano para recordarnos la Misericordia de Dios, ella misma nos abre las puertas de la misericordia divina, que abraza a todos, en todo momento”.
En la oportunidad, se inauguró el Campo de la Misericordia, un lugar que ofrece a los visitantes un espacio para la reflexión, el silencio y la oración, acompañados de la naturaleza que rodea al lugar, a pocos metros de la ruta nacional 14. Luego de la emotiva celebración se compartió una tarde de espectáculos artísticos, donde se destacó la actuación del joven Ostap Havor (18), llegado hace un año de Ucrania, que interpretó la canción: Ridna Maty moiá (Mi querida Madre), acompañado de la guitarra.
La llegada del ícono
El sacerdote Marcelo Klekaylo efectuó una crónica de la llegada del Ícono Madre de Dios Puerta de la Misericordia a la Iglesia San Jorge y señaló que monseñor Andrés Sapelak, obispo de la Iglesia greco-católica ucraniana en Argentina, decidió pedir una copia del ícono, debido a que varias familias de la zona provenían de la zona de Yaroslav, en ese entonces Ucrania, donde se encontraba el ícono original.
Indicó que la Sociedad de Ucranianos de Yaroslav, con sede en Cleveland, Ohio, Estados Unidos, donó el ícono pintado por las manos de Lev Hrytsaj, de Chicago, y lo envió al Vaticano, donde se encontraba el patriarca Josyf Slipyj, cabeza de la Iglesia Ucraniana en el mundo, quien permaneció durante 18 años en los campos de concentración de Siberia. En marzo de 1974, el patriarca Slipyj envió el ícono bendecido por él mismo, al sacerdote salesiano Danylo Novak, quien fue el primer párroco de la iglesia San Pedro y San Pablo”, de Leandro N. Alem.
El 22 de septiembre del mismo año, el ícono sagrado fue llevado desde la Parroquia San Pedro y San Pablo hacia la Iglesia San Jorge de Picada Belgrano, para convertirla en su santuario. El traslado fue realizado por el padre Danylo Novak y monseñor Andrés Sapelak. Al llegar entronizaron el ícono y celebraron la Divina Liturgia. El 28 de octubre de 2006, la Iglesia San Jorge fue incendiada y el ícono de la Madre de Dios quedó intacto.
La imagen está pintada sobre lienzo, con dimensiones de 76 x 61 centímetros, los colores dorados y plateados no son pintura, sino una cubierta (está pegada) llamadas hojas de oro o de plata, que son más duraderas que la pintura, explicó en aquel entonces, carta mediante, Stepan Kikta, de la Sociedad de Ucranianos de Yaroslav, al padre Novak.
Abogó que “la Madre de Dios Puerta de la Misericordia de Yaroslav, que durante los últimos 300 años estuvo al cuidado de los ucranianos del río San, cuide a los ucranianos y a sus descendientes en Leandro N. Alem y alrededores, para la salvación de sus almas y honor de toda la Iglesia ucraniana y sus fieles en Argentina”.
Sobre el ícono original
Con el inicio del Año Santo de la Misericordia se difundió un hermoso ícono con el título “María Puerta de la Misericordia”, con la imagen de la Virgen María con el Niño Jesús en brazos. El papa Francisco lo usó el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, al inaugurar el Año Jubilar abriendo la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro.
Se trata de una advocación icónica que data del siglo XVII y que se originó entre los greco católicos ucranianos (la mayor de las iglesias católicas orientales), más específicamente en la ciudad de Yaroslav (actualmente en territorio polaco). Se encuentra en la Iglesia de la Transfiguración del Señor en Yaroslav.
El ícono se llama “Puerta de Misericordia” porque va asociado a un texto litúrgico que suele usarse durante la Cuaresma en el rito bizantino, cuando se invoca la intercesión de la virgen con estas palabras: “Abre las puertas de la misericordia para mí, Madre de Dios”.
Es un ícono peculiar por el hecho de haber nacido en una encrucijada cultural y eclesial, entre las tradiciones occidentales y orientales, y es así un símbolo de ánimo para avanzar hacia la unidad de los cristianos a través de María, el Niño y su llamado a la misericordia. El 18 de agosto de 1996, el cardenal Achille Silvestrini coronó el ícono milagroso de la Madre de Dios “Puerta de la Misericordia” en Yaroslav, con una corona enviada por el papa Juan Pablo II.
Testimonios
Laurentina Rosa Glinka contó que “la Virgen eligió este lugar en Picada Belgrano para quedarse siempre con nosotros y por eso este santuario lleva el nombre Puerta de la Misericordia. Por esta razón, todos los años, en septiembre, se realiza la peregrinación en la que todos hacemos honor a María Santísima, le agradecemos por todas las gracias recibidas, pedimos nuevas y por la paz para el mundo”.
Recordó que el ícono fue trasladado en la camioneta de Pedro Koruñak, mientras que la hija y la sobrina del hombre traían el cuadro junto al obispo Sapelak. Paulina Proch dijo que “venía caminando en la peregrinación y me dolían mucho los pies, le pedí a la virgen que me ayude, que me devuelva la salud que tenía. Y así lo hizo. Gracias a ella ahora camino bien”.
Esteban Houchuk narró que ese día “fuimos hasta Alem a pie con mi señora, a partir de ahí seguimos peregrinando. Al principio venía poca gente, pero se fue animando y de todas las iglesias viene un grupo. Es nuestra madre protectora y tenemos que venir a adorarla. Siempre invito a los jóvenes a que vengan a pedir a la virgen su protección, su ayuda. Lo que pido la virgen me concede, para mí es lo más grande que hay”.