Hasta el momento se han registrado 1.718 especies de 128 géneros de cañas, tacuaras o bambúes, dependiendo de dónde estemos en el mundo para referirnos a este grupo de organismos vegetales.
Específicamente las pertenecientes a la tribu de las Bambuceae y a la familia de las Poaceae encontramos un género llamado Guadua, el cual posee 180 especies diferentes. En particular, Guadua chacoensis, tacuarembó o tacuara brava se caracteriza por presentar un crecimiento rápido, alcanzar los 10 a 15 metros de altura, florecer en racimos o panículas solo una vez antes de morir y crecer en grupos.
La floración que define su ciclo de vida puede demorarse varias décadas. Mientras, sus raíces van afianzando el suelo del lugar, cuidándolo para las especies que vendrán después.
Guadua chacoensis posee entrenudos fuertes y prominentes, raíces en cabellera donde la base del tallo desarrolla numerosas protuberancias, futuros tallos, fuertes. Esos entrenudos fueron los que se cortaron para obtener la fracción para desarrollar la esencia homeopática, junto con hojas y raíces.
Mientras se practicaba el corte la memoria evocó a los antiguos anatomistas que diseccionando cuerpos descubrían las formas, la constitución y la mecánica de las articulaciones. Las articulaciones que permiten junto con el resto del órgano tener la flexibilidad y a la vez el porte para desarrollarse alta e involuta.
Experiencias compartidas del Equipo de Investigación de Ecosanación: Tacuarembó cuando se visualiza parece suave, que se afloja, moviliza, se mueve y remueve las creencias limitantes de rigidez. Para pasar del “cómo deben ser las cosas” a “cómo son en realidad”, (Lic. Silvia Kruchouski, Posadas, Mnes.)
“Las tacuaras han sido también un gran símbolo entre los pueblos originarios, acá en este momento me encuentro en esa zona, Tacuarembó, Uruguay. Es el departamento con mayor preservación del poco monte nativo que nos resiste en el país. Muchos emblemas, que se han vuelto símbolos de resistencia llevaban lanzas de caña tacuaras. La fortaleza que tiene para empoderarse y brotar, y es muy difícil de erradicar, de lo que he visto solo quemando todas las cañas es una posibilidad y así mismo rebrotan, me baja esa energía de colectivo, resistencia, la tribu. Que mientras mantengan la raíz jamás morirás y seguirás brotando con fuerza”. (Juan Aura de Uruguay).
“Desperté diciendo articulaciones, rodillas, codos, piernas, sentir cobijo, conectar con herramientas ilimitadas, versátiles, creatividad de utensilios útiles y biodegradables, facilitación de laboreos, enraizamiento, giberelinas (fitohormonas relacionadas a la elongación, floración y enraizamiento), posible vinculación con oídos, cuerdas vocales”. (Ing. Leticia Ocampo, San José, Mnes.).
Volviendo a la reflexión de costumbre, los análogos de crecimiento en el reino vegetal y el animal pueden compararse con huesos y articulaciones, con procesos que requieran que algo se estire, atraviese, ceda, se deje doblar y no oponer resistencia y cuando las condiciones mejoran, volver. Si es que así se quiere. Después de todo, el ciclo continúa y dando paso a las siguientes especies en la sucesión vegetal forman parte de una misma dinámica ecosistémica, cada uno a su momento, haciendo lo que necesitan los que vendrán después.
Al ingerir el homeopático de Tacuarembó surgen las siguientes preguntas
1. ¿A qué me resisto?
2. ¿Puedo ceder ante esta situación?
3. ¿Miedo a qué si otorgo?
4. ¿Afianzo mi suelo mientras crezco alto?
5. La altura traerá embates ¿poseo la capacidad para ceder y resistir a la vez?
Te invitamos a transitar la experiencia en conciencia, llevando el espíritu al campo morfogenético de tacuarembó.
Anahí Fleck
Magister en Neuropsicología. 0376-154-385152