La ansiedad con la que vivimos afecta a todo nuestro cuerpo. La incertidumbre de no saber qué pasará o estar viviendo en el pasado lamentando cosas que no hicimos, hace que nuestro cuerpo se tensione, libere hormonas del estrés y sufra.
Hoy vamos a hablar de un músculo que lo llaman el músculo del alma. Es el psoas ilíaco, un músculo central que está íntimamente relacionado con los órganos abdominales y el sistema nervioso, de ahí que sea considerado como el “músculo del alma” y portavoz de emociones, al compartir inserciones con el diafragma, músculo principal de la respiración.
Este músculo hace que la cadera se flexione y se vea afectado directamente por las emociones como el miedo y enojo, ya que hacen que el cuerpo segregue más adrenalina y prepara al cuerpo para correr. Al no liberar esa energía, hace que el músculo se acorte.
¿Qué quiere decir esto?, que pierde flexibilidad, se tensa y afecta nuestra postura generándonos dolor. Todo porque nuestro cuerpo se prepara para correr o defenderse y nos quedamos quietos, porque en realidad, la amenaza que creemos que está afuera en realidad está adentro, en nuestra mente, con nuestras creencias y pensamientos.
De ahí la importancia de practicar ejercicios y buscar estirar este músculo. Gimnasia como el yoga u otras disciplinas parecidas ayudan a ir liberando, estirando este músculo y dándonos bienestar.
Si no practicas este tipo de gimnasia podés hacer un ejercicio muy sencillo en tu casa en cualquier momento.
Parado, separando las piernas como el ancho de tus hombros, tomas aire, sentí cómo estás parado y das un paso hacia adelante flexionando la pierna derecha, la izquierda queda extendida hacia atrás. En el momento vas a sentir alivio a la altura de la cadera. Inhalas inflando el abdomen y exhalas contrayendo la panza y buscas encontrar en esta posición comodidad, podés cerrar los ojos sostenerte de una silla para cuidar de no perder el equilibrio, y luego de mantener la postura durante un rato solo sintiendo como se estiran los músculos cambias y haces con la otra pierna.
Lo que sucede con este movimiento es que se libera mucha energía y tensión aliviando la espalda, las piernas y nuestra alma que, muchas veces está agobiada de tantos miedos y ansiedades.
Podés observar de qué lado te cuesta más y tratar de equilibrar tu postura. Nunca debe haber dolor y no deben ser movimientos exigidos ni rápidos.
Hoy se sabe que el músculo psoas tiene un tejido de percepción compuesto por tejido biointeligente. Es un mensajero primario del sistema nervioso central y por eso se lo considera portavoz de las emociones.
Si mantenemos una respiración abdominal consciente y nos conectamos con lo que estamos sintiendo podemos darnos cuenta de la tensión y hacer algo para relajar.
Probá y vas a ver que en momentos de tensión o miedo este ejercicio puede ayudar a liberar mucha energía, que si no la encauzamos termina haciéndonos daño.
La idea es ir sintiendo por qué nuestro cuerpo se tensiona y cómo podemos aliviarlo. Recordá que nuestro cuerpo es el templo de nuestra alma, nuestro móvil para disfrutar de esta hermosa vida que Dios nos ha regalado. Bendiciones.
Paula Vogel
Gimnasia para el Alma.
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