La licenciada Silvana Nagel, psicopedagoga y especialista en síndrome de Down, fue convocada por estudiantes del Instituto San Basilio para una charla motivada por el interés de los jóvenes en comprender mejor la adolescencia de sus compañeros con esta condición. Una etapa que, como señaló Nagel en diálogo con PRIMERA EDICIÓN, suele ser poco abordada por los profesionales, quienes tienden a centrarse más en la infancia. La jornada incluyó aportes sobre aspectos médicos, psicológicos y educativos, con un enfoque en la autonomía y el aprendizaje inclusivo.
Desafíos de una etapa clave
Nagel, quien trabaja hace años con personas con síndrome de Down, destacó que la adolescencia es una etapa con muchos desafíos, ya que se sigue conociendo poco sobre cómo apoyarlos durante esta transición. “La infancia suele ser la etapa que más se atiende, pero en la adolescencia surgen necesidades y cambios importantes que requieren también de apoyo específico”, comentó en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
Uno de los puntos fundamentales que abordó la profesional es la capacidad de aprendizaje de las personas con síndrome de Down. “Ellos pueden aprender, pero el procesamiento de la información es más lento. Necesitan que las instrucciones sean claras y, en lo posible, visuales, porque esas son sus fortalezas”, explicó Nagel.
Aclaró que el uso de imágenes y secuencias visuales en el aula facilita enormemente la comprensión, y que es clave evitar la sobrecarga de información para que puedan asimilarla mejor. “Es importante hablarles de manera pausada, en frases cortas, y sobre todo, dirigirse a ellos sin intermediarios. Esto refuerza su confianza y capacidad de responder”, agregó.

Docentes de apoyo a la inclusión: una figura clave
Nagel también enfatizó la relevancia de los docentes de apoyo a la inclusión en las escuelas de Misiones, un recurso que sigue siendo escaso en muchas instituciones. “El docente de apoyo a la inclusión no es solo un asistente, sino una figura clave para adaptar el contenido y asegurarse de que la persona con síndrome de Down participe activamente”, explicó. Sin embargo, destacó que en muchos casos la integración depende de la buena voluntad y el esfuerzo de los docentes, ya que no siempre existe la formación adecuada ni el personal suficiente.
Rompiendo mitos sobre la autonomía
Además, Nagel habló sobre los prejuicios que persisten en la sociedad y la importancia de desmitificarlos. “Muchos aún creen que las personas con síndrome de Down tienen un nivel de aprendizaje fijo o que no pueden desarrollar independencia. Pero eso es un mito. Hay personas que logran una autonomía completa en actividades de la vida diaria, siempre que tengan el apoyo adecuado desde la infancia”, puntualizó.
Al referirse a los logros de autonomía en Misiones, Nagel mencionó con orgullo a Matías, un joven con síndrome de Down que recientemente consiguió un puesto de trabajo en una estación de servicio tras un proceso de capacitación. “Estos casos son logros importantes, pero aún aislados. La inclusión verdadera implica oportunidades para todos, no solo excepciones”, afirmó.
Ejemplos de autonomía cotidiana que inspiran
Para ilustrar lo conversado, Nagel compartió la experiencia de Milena, una adolescente con síndrome de Down. que realiza de manera autónoma tareas cotidianas, como clasificar la ropa y prepararse el desayuno. “Esto no se logra de la noche a la mañana. Es práctica y constancia desde pequeña, permitiéndole experimentar y equivocarse sin temor”, explicó Nagel, subrayando la importancia de que las familias y las escuelas promuevan esta independencia a través de la repetición y el estímulo positivo.
El desafío de la inclusión
Nagel finalizó señalando que el camino hacia la inclusión es un trabajo en equipo que debe ir más allá del aula: “Es un esfuerzo conjunto que incluye a docentes, familias y la sociedad en general. La capacitación y el apoyo continuo son indispensables, y es necesario romper con los mitos para abrir oportunidades reales y significativas”.