La muerte de Luana Kruka continúa sin resolución judicial. Transcurrieron seis años del hecho y la Justicia de Misiones aún no pudo sentar en un juicio a prueba a los involucrados e imputados.
Jésica Velázquez, la madre de la niña de 7 años que perdió la vida en un sanatorio privado de esta capital y en circunstancias que podrían encuadrarse en un caso de mala praxis médica, mantiene vivo el reclamo para que se esclarezca lo ocurrido: “No entendemos nada, no nos dan respuestas, la Justicia no responde. No hay más prueba por esperar, ya pasó mucho tiempo y seguimos esperando por un juicio oral”.
“Nadie nos da bolilla, no queda a nadie más por investigar, ni pericia por realizarse, resultado por concretarse, nada. Las pruebas ya están todas incorporadas al expediente. Pasaron seis años, es increíble, se hicieron las audiencias preliminares el año pasado y el juicio no se realizó porque los defensores presentaron un nuevo recurso el día del debate (lunes 21 de noviembre de 2023 en el Juzgado Correccional y de Menores 2)”.
Jésica y Martín Kruka son los padres de Luana y desde el 8 de septiembre de 2018 no se detuvieron en su lucha judicial, en el que se aclaren circunstancias y culpables del fallecimiento de la niña víctima de una bacteria que habría sido detectada por los análisis pero no fue combatida como se esperaba en el centro de asistencia privado.
La salida o esperanza que tenían, el juicio a prueba (artículo 76 Bis del Código Penal Argentino) para las dos médicas pediatras acusadas por “homicidio culposo”, se suspendió, en la fecha remarcada y quince días después en la segunda audiencia que también fracasó por la ausencia de los representantes legales de la clínica privada Camino y por las apelaciones elevadas al Superior Tribunal de Justicia y que incluyeron a los planteos de los letrados patrocinantes del Colegio de Médicos de la provincia.
“Necesitamos que el juez (César Raúl) Jiménez nos explique por qué tardan tanto en resolver esta causa. Si no nos escuchan me voy a presentar frente al Palacio de Justicia y voy a comenzar una huelga de hambre, es una vergüenza, ya pasó un año de que suspendió el juicio. Ya deberíamos tener una nueva fecha”, agregó Jésica durante el diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
“Ya aprendimos a vivir con el dolor, sabemos que no se irá nunca y que las fichas van cayendo cada tanto y la ausencia de Luana es inmensa y profunda. Miro sus fotos y videos, escucho sus mensajes de audio, recorro sus imágenes en el celular y no quiero ni voy a soltar, me encanta sentirla y por ella lucho”.
Sobre lo sucedido en el sanatorio, recordó: “Cuatro días seguidos fuimos y volvimos con Luana con mucha fiebre a Camino. Siempre la vio y atendió la misma médica; pero recién un día antes que falleciera la internaron. Sabía la doctora que tenía una bacteria y si a Luana le brindaban la asistencia que correspondía, ella estaría viva”.
El lunes 3 de septiembre de 2018, Luana Kruka evidenció los primeros síntomas de enfermedad que podría asociarse a un cuadro gripal. Sus padres la llevaron al sanatorio de calle Junín. Ingresó a la guardia con fiebre alta, vómitos y malestar general.
Allí fue atendida por la pediatra hoy acusada, quien le recetó ibuprofeno y le realizó un hisopado nasal para determinar si estaba con un cuadro de influenza. Con la fiebre atenuada regresó a su casa. Al día siguiente Luana llegó nuevamente en brazos de su padre a la misma guardia. Ya presentaba dolor de ingle y miembro inferior izquierdo. Le prescribieron un mucolítico cada ocho horas y nebulización en su casa. A las pocas horas retornaron los padres al sanatorio con la niña con 40,2 grados de fiebre. La internaron en observación, con suero, un antifebril y reliverán.
El jueves 6 volvió con el mismo cuadro y se le realizó una ecografía abdominal, el dolor de la pierna era extremo, la fiebre no bajaba y el vómito era recurrente. Nueva internación y los informes de laboratorio mostraban, según la médica, que presentaba un CPK alto siendo lo normal 170 y Luana presentaba 1.641 que se debía a una inflamación de tejido muscular causado por una bacteria (streptococcus pyogenes) pero que “iba a mejorar”.
Luana no podía caminar porque sus pies estaban muy hinchados. En la madrugada del sábado salivaba con sangre e ingresó a terapia intensiva. El cuadro de infección generalizada, el shock séptico avanzó con neumonía y se optó por un tratamiento agresivo de antibióticos. Le practicaron una transfusión pero ya presentaba bradicardia (ritmo cardíaco bajo o lento) hipotensión, falla renal. El deceso se confirmó a las 19 del sábado 8 de septiembre.