El cierre del año se anticipó para el Gobierno que apuesta buena parte de su vértice político a lo que pueda suceder esta semana en el Congreso. Se esperan al menos cinco sesiones en tres días con varios temas de fondo y la paradoja de las alianzas que se tejen por fuera de la superficie.
Hoy se trataría la reforma sindical con un dictamen que no contó con las rúbricas necesarias para imponerse. Casi nadie salvo un sector del radicalismo impulsa esta iniciativa. La cercanía que la principal central de trabajadores del país tiene hoy con el Gobierno es explícita y explica las pocas chances que tendrá el proyecto hoy.
También hoy se llevaría a cabo una sesión especial pedida por bloques opositores para rechazar el DNU que habilita el canje de deuda sin el aval del Poder Legislativo. El oficialismo volverá a poner a prueba sus alianzas con el macrismo, una parte del radicalismo y los bloques provinciales que acompañan con votos o abstenciones según se necesite.
Mañana, en tanto, el Senado reabrirá tras dos meses para recibir al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, para su primer informe de gestión. Será a partir de las 10 y se anticipan cruces con la oposición anclados en el “ajuste” y la “pesada herencia”.
En Diputados intentarán tratar el proyecto de ley de prevención de ludopatía y regulación de los juegos de azar y apuestas en línea en adultos, niños y adolescentes. Por motivos evidentes a la luz de los intereses en juego, al tema le cuesta llegar al recinto de sesiones. Quizás esta vez haya avance más allá de las comisiones.
Finalmente, “ficha limpia”, un tema “resbaloso” que no avanzó la semana pasada por falta de quorum y que, a partir de la habilitación del debate que pueda generarse -si es que llega a abrirse la sesión-, podría dejar en la superficie los puentes ocultos tendidos entre el oficialismo y el kirchnerismo.