Un reciente estudio científico reveló que el chisme, además de su papel social, puede tener un impacto positivo en la salud al liberar oxitocina, conocida como la “hormona de la felicidad”. Esta práctica, presente en todas las culturas a lo largo de la historia, no solo conecta a las personas, sino que también contribuye al bienestar emocional.
El chisme es una actividad cotidiana asociada con la divulgación de información privada y, en ocasiones, con daños a la reputación de las personas, pero su función va más allá de lo negativo.
Beneficios del chisme según la ciencia
Un estudio de la Universidad de Pavía, Italia, publicado en ScienceDirect, encontró que hablar sobre otras personas genera un aumento significativo de oxitocina en el cerebro. Esta hormona, que también se libera al dar abrazos o besos, tiene efectos positivos en la regulación emocional, promoviendo sensaciones de felicidad, confianza y empatía.
Además de aumentar la oxitocina, el chisme ayuda a disminuir los niveles de cortisol, la hormona relacionada con el estrés, publicó el sitio Cadena3. El cortisol elevado puede incrementar los niveles de glucosa en la sangre y afectar negativamente la salud a largo plazo. Por lo tanto, chismear podría actuar como una herramienta para aliviar tensiones y reducir la ansiedad.
Oxitocina y su papel en el bienestar
La oxitocina es fundamental para el bienestar emocional y físico. Sus efectos incluyen:
• Relajación del cuerpo.
• Disminución de la presión arterial.
• Regulación del ritmo cardíaco.
• Fomento de emociones positivas como la confianza, empatía y generosidad.
El estudio sugiere que el chisme no solo fortalece las relaciones interpersonales, sino que también actúa como un modulador emocional que mejora la salud general.