Cuánto poder en tus manos te ha sido otorgado e intuitivamente siempre lo has ocupado, hora es de que las emplees a consciencia, pues sanan ellas más que cualquier ciencia.
En este proceso no interviene el intelecto, pues de Dios son un canal directo y la luz que de ellas emananó, la ven tus ojos, mas los cuerpos sanan.
Poseen un lenguaje silencioso que al saltear la razón se vuelve poderoso, mueven la energía sin tocar la materia y al producir milagros nos maravillamos de ellas.
Si esa energía al agua ponemos, según la intención actuará como elixir o veneno. Simple y poderoso es su accionar, más son ellas las que te hacen evolucionar, pues por tus obras te identificarás y son con las que desde el cielo te reconocerán.
La naturaleza sigue un diseño basado en la proporción áurea: 1,1618 que permite un flujo suave de energía a través de las dimensiones influyendo e interactuando con los campos invisibles, la materia y los sentidos.
Al mover las manos (de proporción áurea) en el campo electromagnético alrededor del físico, sin tocarlo, equilibra y armoniza la energía, creando sanación.
Sanar con las manos demuestra cómo la información de los pensamientos y emociones se transforman en energía y como ésta afecta la mente y el cuerpo.
El cuerpo usa la enfermedad para restaurar el equilibrio: proceso de aprendizaje que vuelve a la paz interior, ya que también enferma al experimentar victimismo, falta de perdón, de amor, miedo al cambio, etc.
Sanar con las manos es cultivar la salud en vez de combatir la enfermedad, es ver cómo pensamientos y emociones influyen en la biología.
Se ocupan la energía mental, la emocional y la conciencia enfocada.
Método:
1- Frotar las manos 1 o 2 minutos.
2- Sentir el deseo de sanar amplificando el amor
3- Colocar manos en área afectada y ser consciente de todo, de su movimiento, de la energía que fluye a través de sí, esto expande el poder psíquico.
4- Imaginar la energía fluyendo desde la cabeza por la columna al corazón y saliendo por las manos, al enfocarse 15 segundos en ellas se siente la energía psíquica.
Graciela del Carmen Zaimakis de Abraham
Escritora/ Escuela de Pensamiento
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