Seguramente te has hecho alguna de las siguientes preguntas al sentir el deseo de pintar: ¿Tengo talento? ¿Puedo desarrollar el talento? ¿Puedo llegar a pintar verdaderas obras de arte? ¿Un artista nace con talento o lo desarrolla con el tiempo?
Hoy te compartiré mi punto de vista, el cual considero básico para poder sostenerse en este mundo de la pintura y avanzar cada día logrando mejores resultados. Te lo plantearé como “La metáfora del árbol”, así será más fácil y divertido de entender.
La metáfora del árbol La semilla: Vocación, pasión por la pintura.
El punto de partida es que tengas la VOCACIÓN o predisposición hacia la pintura, que sientas la pasión de pintar simplemente por gusto. La verdadera vocación es aquella que te impulsa a dedicar parte de tu tiempo a hacer algo aunque no recibas ningún centavo a cambio, sino por sentir dentro de ti mismo cierta realización personal.
El agua que da vida: la Práctica
Para que esta semilla de la vocación pueda germinar y mantenerse con vida, necesitarás agua, este líquido precioso te lo da la PRÁCTICA que a partir de ese momento no ha de faltar.
Las raíces y los nutrientes del suelo
Poco a poco la semilla irá creciendo, se afianzará en la tierra de manera firme con unas enormes y profundas raíces hechas de PERSEVERANCIA, indispensable para seguir adelante y no rendirte en los momentos en que pienses que no te salen las cosas, que no tienes tiempo, que esto no es para ti, aun si los primeros intentos solo sean unas pinturas sin gracia, sin armonía y sin vida. Debes saber que en cada pincelada, en cada ejercicio, en cada cuadro se descubren nuevos secretos.
Sin estas raíces no podrías tomar los nutrientes básicos que te harán crecer: CONOCIMIENTOS TÉCNICOS (estudio de las teorías, técnicas e incluso historia del arte) y la CRÍTICA CONSTRUCTIVA, tanto propia como proveniente de otras personas, tutores y artistas.
La luz del sol y un tallo para llegar a él
Mientras tanto, la parte superior también se va desarrollando, el nuevo árbol se dirige hacia lo alto, guiado por la luz de las OBRAS, ESTILOS o ARTISTAS que admira. Ansía llegar tan alto como ellos, pero no lo podrá hacer si no genera un fuerte tronco, que poco a poco se hace grande, porque se traza OBJETIVOS claros, cada vez superiores. Sin estos objetivos la planta se quedaría siempre a ras de la tierra y no podría llegar a donde tanto anhela.
Las tres ramas
Ahora la semilla se ha convertido en un gran árbol frondoso, con tres ramas principales, que deberá seguir expandiéndose cada día más a través de mucha práctica, esfuerzo y dedicación. Estas tres ramas son la OBSERVACIÓN, la CURIOSIDAD y la INSPIRACIÓN.
Claudia Olefnik
Artista plástica
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