Hubo un tiempo en que la ex terminal de ómnibus de Posadas era el epicentro de un incesante latir humano.
Desde sus andenes partieron incontables historias, y a sus puertas llegaron viajeros con las valijas repletas de sueños y promesas. Era un lugar de encuentros y despedidas, de llantos contenidos y abrazos eternos. Un punto de partida hacia la incertidumbre o el regreso anhelado al calor del hogar.
Allí, bajo sus techos y entre sus columnas, resonaban las ruedas de valijas y las risas de los niños. El aroma del café mezclado con el polvo del camino acompañaba a los que esperaban su turno para embarcar. Había murmullos de conversaciones apuradas y carteles anunciando destinos que prometían cambios, oportunidades y reencuentros.
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Ahora, te acercamos imágenes exclusivas del archivo de PRIMERA EDICIÓN que muestran cómo eran los colectivos de aquella época, el movimiento constante de personas y la vitalidad que caracterizaba el lugar. Estas fotografías son testimonio visual del pasado vibrante de la terminal.
Hoy, ese espacio bullicioso se ha transformado en un paseo donde la calma reina. La ex terminal de Posadas, que en otros tiempos fue sinónimo de movimiento, es ahora un refugio para los recuerdos.
El lugar se ha reinventado, con bancos que invitan al descanso y espacios donde se brindan talleres gratuitos. También ahí funciona la radio municipal. Aún así, los mayores observan con nostalgia un espacio que guarda la memoria colectiva de Posadas.
En ese rincón renovado de la capital provincial, cada paso es una oportunidad para recordar los viajes que comenzaron allí y los sueños que nunca dejaron de rodar.