El jueves sesionó el directorio del Instituto Nacional de la Yerba (INYM) con la integración del nuevo directorio, donde cada uno tomó posesión de su cargo y se designó, por consenso de todos, a Gerardo Vallejos como responsable de todas las acciones administrativas que se lleven adelante para que el organismo siga funcionando.
Es la primera vez que un representante de las Cooperativas queda a cargo del organismo y seguirá así mientras la Nación no designe presidente, que es lo que necesitan para retomar las facultades perdidas de realizar estudio de costos y fijar un precio mínimo de referencia.
En declaraciones a Radio República, Vallejos explicó que lo han designado “representante de todos los actos administrativos que tenga que tener el instituto hasta tanto el Gobierno nacional designe al presidente. Es un rol transitorio. El organismo tiene que seguir funcionando”.
Explicó que durante la reunión del jueves se acordó que seguirán insistiendo “en la necesidad de la designación de un presidente por parte de la Nación. Calculo que la semana que viene estaremos viajando a Buenos Aires a poner en conocimiento de todos estos actos llevados a cabo. De hecho, el instituto depende de la Secretaría de Agricultura de Nación”.
Acuerdo de precios
Consultado acerca de la posibilidad de que transcurra el verano sin presidente y sin poder fijar un precio mínimo de referencia, y que llegue la zafra gruesa de marzo, el cooperativista explicó que “la realidad hoy nos demuestra que el Instituto carece de esas facultades. No obstante, seguimos peleando a fin de que pueda tenerlas o bien buscar mecanismos que puedan determinar precios para que la actividad no se anarquice y sabemos las consecuencias que esto tiene, sobre todo afectando al eslabón más débil de la cadena que es la producción primaria”.
Recordó que “el último precio que pudo determinar el Instituto fue de 250 pesos para la hoja verde y 950 pesos para la canchada. Luego el mercado llevó los valores a 370 y más de 1.200 pesos. Pero al cierre de esta zafra, los precios han estado muy por debajo del precio oficial, por debajo de 200 pesos, y nosotros entendemos que con semejante devaluación, más toda esta cuestión de procesos inflacionarios han afectado de manera muy importante al productor, al secadero, se genera una necesidad imperiosa de recomponer esos precios”.
Acerca del método que utilizarían para fijar precios, dijo que “está en nosotros buscar los mecanismos, juntarnos la actividad yerbatera toda. Seguro que habrá puntos en los que no coincidimos, pero estoy seguro que tenemos puntos de coincidencia, y trabajaremos sobre esos puntos para que podamos atender las necesidades del sector productivo y de los secaderos, buscar un punto de consenso y un punto de equilibrio donde podamos determinar un precio que sirva a todos”.
“La realidad es que cuando solo uno gana el juego y otros pierden no sirve, el verdadero juego tiene que ser el de ganar, ganar, y cuando digo esto, incluyo a toda la cadena y a toda la actividad yerbatera”, enfatizó.
Al explicar esta posibilidad de concertación de precios, dijo que esperan lograr “por lo menos un acuerdo de precios que lleve una certeza a quienes producen”.
“Hoy no hay precio y es necesario e indispensable que se busque un precio referencial, para que el productor y quienes secan la materia prima tengan certeza, y de hecho también la industria, porque no somos eslabones separados, la actividad es producto de un engranaje que tiene que estar medianamente concertado en sus valores”, indicó.
“Todo esto lo explicaremos a nuestros funcionarios nacionales, lo llevaremos a una carpeta donde podamos explicar, porque la realidad marca que donde sí bajaron los precios ha sido en la producción, no así en las góndolas”, remarcó.
Por último negó que la industria busque pagar el mejor precio para obtener mayor ganancia: “En mi forma no es tan lineal esa cuestión, yo creo que también la industria tiene una limitación que son las grandes cadenas, que pugnan por la baja de precio, por eso digo que esa baja de precio no necesariamente se traslada a las góndolas, sino que engrosa la rentabilidad de las grandes cadenas comerciales”.
“El producto terminado a salida de molino puesto arriba del camión dista mucho del valor del producto en góndola. Hoy la materia prima envasada a salida de molino no está más de 2.500 pesos el paquete”, finalizó.