La fascinación y conveniencia de la dirigencia argentina por las cuentas off shore y las propiedades sin declarar en el exterior son ya fastidiosas. No existe Gobierno desde el advenimiento de la democracia que no tenga funcionarios o amigos del poder vinculados a empresas fantasmas, cuentas en el exterior o propiedades de lujo.
Los ejemplos se multiplican de acuerdo al grado de espanto de quien denuncia. Los últimos casos que destapó la investigación del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP) son nada más que eso, los últimos de una enorme lista que no deja limpio a ningún Gobierno.
Las sociedades que le atribuyen a la esposa de Cristian Ritondo están instaladas en Islas Vírgenes, por donde también “pasó” el fallecido secretario de los Kirchner, Daniel Muñoz. Los ya célebres Panamá Papers desnudaron una trama de sociedades en Panamá y otros paraísos fiscales vinculados a los Macri. Lázaro Báez se hizo fuerte en Bélice, una jurisdicción offshore de renombre mundial.
Dos años antes de asumir como secretaria de la Presidencia, Karina Milei controló una sociedad comercial en Miami que compró al menos cuatro propiedades por cerca de 2,7 millones de dólares, según consta en documentos oficiales a los que accedió el diario La Nación, como parte de un trabajo coordinado por el CLIP. Los Pandora Papers revelaron años atrás que Zulemita Menem, hija el fallecido Carlos Menem, utilizó empresas opacas en las Islas Vírgenes Británicas para cobrar una deuda, resolver un divorcio y negocios de bienes raíces en Miami.
La investigación que hoy envuelve a un alto funcionario del organismo recaudador por las acusaciones por la compra de propiedades sin declarar en Estados Unidos, o la que salpica al presidente del bloque de Diputados del PRO son apenas dos muestras de la recurrente predilección de la dirigencia con esos entramados difusos entre los que se pierden datos, nombres y lugares. De última, “no hay nada que se tenga que explicar” porque “es un tema del pasado”, tal la respuesta del Gobierno frente al interés de la prensa esta semana.
Todos esos casos y otros tantos que sucedieron o están en proceso navegan entre el olvido y el desinterés. Mientras tanto, esa misma dirigencia se espanta por un senador argentino detenido en Paraguay con 200 mil dólares sin declarar.