Otto Germán Fuchslocher nació el 26 de mayo de 1946 en colonia Guatambú, en el mismo predio de la sucursal de la Cooperativa Agrícola, donde sus padres: Alfredo Fuchslocher e Ida Margarita Fels, eran encargados del almacén. Ellos formaron una hermosa familia de cinco hijos: Ella, Doris, Carola (fallecida), Alicia y Otto. El Dr. Oscar Eugenio Darú fue quien asistió a su madre en el parto.
Mi niñez fue muy sencilla, recuerdo cuando tenía a toda mi familia, abuelos, padres, hermanos… entre todos cuidábamos del viñedo, que estaba siempre repleto de uvas muy ricas. Yo corría entre los viñedos con la matraca hecha de madera, que hacía un ruido muy fuerte al hacerla girar, así las palomas y otros pájaros volaban sin dañar los racimos. También recuerdo la famosa gomera colgada al cuello y una bolsita con bodoques de barro seco. Llegábamos a matar algunas torcazas. Un rico almuerzo hacía mi madre con eso. ¡Qué manjar!
Recuerdo la carretilla de madera que me hizo mi papá, al igual que los camioncitos. ¡Cómo jugábamos con mis primos: Helga, Gerardo y Ernesto! Ellos venían de visita con sus padres, mis tíos, tío Carlos y tía Elvira y también mi prima Elli. Algo que tengo siempre presente son las ricas tortas de los cumpleaños con mis primos y mi amigo Roberto Aicheler, que con 6 años venía con sus padres a jugar a las cartas -skat-, con tío Arnoldo, tía Lena, papá, mamá y el abuelo.
Muchas veces el petromax fallaba y hacia pl pl pl y quedaba todo a oscuras, risas y chau, chau, chau, contentos a sus casas y nosotros a dormir.
Con mi amigo Roberto comencé mi primer grado en la Escuela N° 156 de colonia Guatambú. Tuvimos una linda infancia, tranquila. Terminamos juntos el sexto grado, yo con 12 años.
Mis maestros fueron: Enrique Alfonso, Gladis Abatte, Carmen Abatte y María Rita Espíndola.
Un tiempo especial eran las Navidades, venían tío Carlos y tía Elvira con Ernesto y Elli, desde Paranay, por la vieja Ruta 12 aún de tierra, tenían que cruzar el arroyo Paranay Guazú con la empresa de colectivos que venía de Posadas, el Tigre Iguazú, hasta Montecarlo. Mi madre y la tía preparaban para la Nochebuena, pavo en el horno de barro, en el que también hacían pan dulce y riquísimas masitas de miel. ¡Qué ricura! Toda la familia reunida, la alegría del “opa” Otto con sus hijos, sus nietos… En esa sencilla mesa de Navidad, con el arbolito adornado de velitas y el petromax colgado en medio de la sala. También estaban tío Arnoldo y tía Lena, Helga y Gerardo… ¡Todos juntos! Una gran alegría era cuando el tío nos llevaba a Paranay a pasar el día y a nadar en el gran arroyo Paranay Guazú.
A los ocho años entré al Club Guatambú, donde practiqué toda clase de deportes: handball, faustbal, carreras, aparatos, jabalina, etc.
A los doce años fui distinguido en el Club de Gimnasia de Montecarlo, con distintos diplomas, entregados por el Sr. Hänschelroeber, alcanzando 2120 puntos en la competencia.
A los trece años ingresé a la escuela secundaria, pero solo pude hacer el primer año ya que por razones económicas tuve que abandonar los estudios y regresar para trabajar en la chacra. A los quince años, entré como empleado en la Sucursal de Guatambú de la Cooperativa Agrícola Montecarlo, en el almacén que funcionaba en el edificio de madera con Herberto Kruse que era el encargado. Era el mismo almacén donde trabajaba mi padre cuando yo nací. Allí me desempeñé durante tres años, hasta cumplir 18. Ahorrando mi sueldo, a los seis meses, llegué a comprarme una bicicleta marca “Renania”. Tuve que desistir de mi trabajo por el fallecimiento de mi padre, haciéndome cargo de los trabajos en la chacra. Fue muy duro con tan poca experiencia.
Pedí exención del Servicio Militar porque mi madre se encontraba sola; conseguirlo me costó dos años de trámites en el Distrito Militar 40 Posadas. Llegué a la conclusión que hubiera hecho el servicio militar -granadero a caballo era mi destino-, porque dos años pasaron hasta que tuve firmada la baja de Soldado Conscripto Argentino.
Mi niñez y juventud la pasé en el Club Guatambú que nos vio crecer a mí y a todas mis hermanas. Participamos en muchos eventos de handball, faustbal, en canchas de Montecarlo, de Eldorado. Conocí a muchos deportistas. Viajé a Buenos Aires, Burzaco, Santa Fe, conocí la cancha del Club Atlético River Plate, el Club Alemán de Villa Ballester, Mendoza, Quilmes, Lomas de Zamora, Asunción -Paraguay-. Estos clubes también nos visitaron en nuestra institución, el Club Gimnasia Guatambú. Durante muchos años participé de la Comisión Cooperadora de la Escuela N° 156 y también en la Comisión Directiva del club Guatambú. Recibí muchos diplomas deportivos, medallas al mejor deportista, distinciones varias…
Estoy agradecido por haber pasado por estas instituciones que me vieron crecer y me ayudaron a formarme como persona de bien y de honor.
Trabajé mucho en la colonia, para otros colonos, aprovechando que tenía una motosierra, hice desmontadas con el Sr. Laumann; Erico Ranger; Emilio Mayer, también trabajé con Otto Erfhurt; en la fábrica de té del Sr. Guillermo Seifert; en la ITA junto a Kunki Ranger. Llegué a comprarme una motocicleta “Java”, ya tenía algo mejor para ir al trabajo, que no faltaba.
Volví a ser empleado de la Cooperativa Agrícola en Guatambú con el encargado Herbert Kruse.
Anteriormente, había trabajado en la fábrica de Té Montecarlo Sociedad Anónima cuando el Gerente era el Sr. Montyjn y Roberto Sollenfelt. Allí trabajé con Alfredo Wallisch y Roberto Vera.
En la Sucursal de la Cooperativa Agrícola en Laharrague estaba Gualterio Jurisch, que pasó a la Sucursal Guatambú porque se retiró Herbert Kruse. Así fue que en 1969 entré definitivamente como encargado de la Sucursal de Laharrague, era un pequeño edificio de madera, a lado estaba el secadero de yerba mate. En esa época estaba de mayordomo del secadero el Sr. Erico Ranger. No había energía eléctrica, había un motor a combustible que se arrancaba de lunes a viernes y se tenía en marcha para que funcione el secadero de yerba mate.
En ese tiempo, conocí a Herta Jurisch. Nos casamos el 7 de mayo de 1971, nuestro primer hogar fue una casa de madera que no tenía luz eléctrica, solo un petromax.
En 1973 se hizo el edificio de material para la sucursal Laharrague en un terreno que fue de Ricardo Müller. En ese tiempo ya llegaba la energía eléctrica a la colonia. Ese mismo año, 1973, nos mudamos del viejo edificio de madera al de material. Allí tuvimos una hermosa casa para el encargado de la Sucursal y vivimos en ese lugar con mi familia hasta el 28 de marzo de 1975.
Regresamos a la colonia Guatambú con mis hijos y esposa para atender y trabajar en la chacra. Volví a trabajar en desmontes con Erico Ranger, empecé con la olería en 1975 con mi primo Gerardo hasta 1990, cuando el gran tornado destruyó todo, se llevó las plantaciones de pino de la que no quedó nada en pie. Había que limpiar todo, era como volver a empezar, volver a plantar, pero jamás me sentí abatido, siempre seguí adelante. Y así seguí trabajando.
También trabajé unos años en la olería Krausemann hasta 2012.
Ahora, con mis 78 años, y mi esposa con 73 años, seguimos trabajando con buena salud, disfrutando de la tranquilidad en la chacra, hacemos nuestra propia yerba mate para nuestro consumo y para deleitar a nuestros hijos, amigos, conocidos en Buenos Aires… con un mate espumante.
Tenemos tres hijos: Daniel, Susana y Rosana, cinco nietos: Alan, Brenda, Rita, Carol y Astrid. Ahora en compañía de nuestro hijo Daniel y esposa Angelina. Estamos agradecidos a la vida y a Dios por estar juntos Herta y yo, que este 07 de mayo celebramos 53 años de casados. ¡Gracias, Montecarlo, de poder vivir en este bendito suelo!
Por Herta Jurisch de Fuchslocher – abril de 2024