El verano recién comienza, pero ya se multiplican los incendios que arrasan con terrenos enteros, amenazan hogares y dejan a familias enteras en vilo. Además, cada foco ígneo representa también un riesgo para quienes arriesgan su vida para combatir las llamas: bomberos, brigadistas y voluntarios que trabajan sin descanso, muchas veces con recursos limitados, enfrentándose a temperaturas extremas y vientos impredecibles.
A pesar de la contundencia de las imágenes (campos reducidos a cenizas, columnas de humo que oscurecen el cielo, personas que lo pierden todo en cuestión de minutos) parece no ser suficiente para generar mayor conciencia. La negligencia y el descuido siguen siendo factores determinantes en muchos de estos hechos, que en su mayoría podrían evitarse con medidas básicas de prevención.
El barrio posadeño de Itaembé Guazú viene siendo uno de los más afectados con focos activos prácticamente todos los días. Hoy, miércoles, un incendio de malezas en ese lugar arrasó entre 40 y 60 hectáreas y generó gran preocupación entre los vecinos, especialmente entre la comunidad laosiana que reside en la zona. El fuego avanzó rápidamente debido al viento y estuvo a punto de alcanzar tanto las viviendas como su lugar sagrado, donde se encuentra el Buda que representa su patrimonio espiritual para ellos.
Jean “Maitry” Prommavongsa, referente de los laosianos en Misiones, explicó en diálogo con PRIMERA EDICIÓN, que el fuego arrancó antes de las 3 de la tarde y que el viento ayudó a que avanzarán rápidamente hasta estar a metros de sus casas.
La primera reacción que tuvieron fue la de intentar apagar las llamas ellos mismos con baldes de agua, pero ante la gravedad de la situación tuvieron que recurrir a la Policía y los bomberos.
El trabajo coordinado permitió contener las llamas y evitar mayores daños. Aunque el fuego alcanzó una pequeña estructura utilizada como galpón de herramientas, las pérdidas fueron mínimas. Según Maitry este tipo de incidentes no son inusuales en la zona, especialmente durante épocas de sequía y altas temperaturas.
“Muchas veces, el fuego se inicia por descuidos, como personas que arrojan colillas de cigarrillos en áreas cercanas a rutas o campos”, ejemplificó.