Hace siete años, cuando el mercado del transporte aéreo solo contaba con un par de actores, los misioneros celebraron la llegada de la empresa Flybondi, una low cost que iba marcando la diferencia en el servicio, ya sea por precio como por un alto porcentaje de cumplimiento.
Lamentablemente, ya sea por su ampliación de ciudades a las cuales volar como la baja cantidad de aviones para hacerlo, fueron complicando la vida de miles de personas. A tal punto que hoy, ver las noticias y las redes sociales, son mayoritarias las malas referencias que existen hacia la empresa.
Más allá de las afectaciones personales con las cancelaciones como con las postergaciones de los vuelos, hay un impacto negativo sobre alojamientos, servicios turísticos, gastronomía, entre otros actores de la actividad turística misionera que no pueden cumplir con las reservas, ya que los turistas no llegan.
En definitiva, la oferta low cost para viajar termina saliendo caro al turismo misionero de la tierra colorada.
En un Estado nacional que deja “fluir” la relación con los clientes, cuando es nada menos que el encargado de hacer cumplir los derechos de los consumidores y los deberes de las empresas que cuentan con la autorización para la prestación del servicio de transporte, será difícil ver un cambio de rumbo.
El contexto actual, donde Brasil aparece captando la mayor atención de los turistas, debería poner un acento especial contra los incumplimientos en los servicios de cabotaje. Porque es un público que no se quiere -o no puede- irse del país y prefiere vacaciones o hacer una escapada en Argentina, eligiendo Misiones, y debe atravesar esta pésima experiencia que lo frustra.
No hace falta explayarse sobre el alto costo que significa la mala publicidad por el “boca en boca”, cuando alguna persona es sometida a incumplimientos. Pero en el turismo, pierde Flybondi si no cumple y detrás pierde todo el sector por la ausencia de los visitantes.