Todos queremos tomarnos vacaciones y disfrutar unos días lejos de la rutina de todo el año, independientemente del destino que cada uno pueda pagar. Pero ¿realmente necesitamos salir de vacaciones? La respuesta de los especialistas, tanto de la medicina como de la psicología, es contundente: las vacaciones son necesarias.
Esta afirmación es aún más oportuna para los trabajadores argentinos que lideran los índices de burnout en el mundo. De acuerdo al estudio “Burnout en Argentina 2024”, realizado por el Observatorio de Tendencias Sociales, Educativas y Empresariales de la Universidad Siglo 21, la situación empeoró respecto a 2023. De acuerdo a este estudio, el año pasado 1 de cada 3 argentinos (el 32%) padeció cansancio extremo, se sintió tan agotado que no podía realizar ninguna otra actividad después del trabajo. Este fue el porcentaje más alto registrado hasta ahora desde que comenzaron dichas investigaciones en 2018, superando el 10% de aumento en comparación con 2023. Además, el 24% de la población reportó que, la mayor parte de los días no logró relajarse después del trabajo y sintió que cada vez le resultaba más difícil iniciar una nueva jornada laboral.
La importancia de desconectarse
“Es muy importante que una persona se tome vacaciones y eso implica salir de su casa o no, pero necesariamente es un momento de descanso que implica desconectarse de la rutina laboral o escolar del resto del año”, destacó la psicóloga Nahir Brítez en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
Esta desconexión de la rutina, según destacó, es la oportunidad de desconectarse de las presiones, los nervios y el estrés que generan las actividades laborales. “Pero también posibilita a las personas volver a conectarse a situaciones o actividades que les resulte placenteras que, durante el año, no tiene tanto tiempo para dedicarse. La posibilidad de hacerlo durante las vacaciones les permitirá sentir un bienestar general, tanto físico como emocional y mental”, destacó.
Además, el período de vacaciones facilita el tiempo compartido con los vínculos afectivos en actividades de recreación y vivir nuevas experiencias porque “tomarse vacaciones implica también tomar distancia con las actividades que hacemos durante el resto del año, en el ámbito laboral o escolar”.
La profesional destacó que ese “tomar distancia” nos da la posibilidad de repensarnos con cierta perspectiva, observando lo que veníamos haciendo, cuáles eran nuestras posturas, sus actividades… para poder volver de una forma distinta, con los objetivos más claros, con otros pensamientos y nuevas metas. “Podemos permitirnos tener una postura diferente a la hora de retomar la actividad laboral”, señaló.
Un reductor de la ansiedad
Las vacaciones son un antídoto contra la ansiedad y el estrés. “En general, cuando las personas se toman vacaciones no sienten la presión constante de hacer frente a un montón de responsabilidades que es frecuente en el trabajo o el ámbito educativo. Por supuesto que también incide la forma en que tomamos las responsabilidades durante el año, si las sentimos como obligaciones que tenemos que cumplir o como una forma de seguir siendo productivos, como experiencias para seguir creciendo y aprendiendo”, analizó.
Señaló además que “las vacaciones nos permiten recuperar energías y reforzar la autoestima para nuestro regreso, nos estimula a conectarnos con nuevas ideas y metas al regreso de nuestra actividad. Es como una inyección de creatividad a nuestra rutina”.
Vacaciones… ¿en casa?
Para Brítez, permanecer en nuestra casa en el período de vacaciones no ayuda de igual manera a obtener los beneficios del tan necesario descanso placentero.
“El objetivo es desconectarnos de las actividades diarias, las vacaciones representan un cambio en nuestra rutina y pueden influir emocionalmente de manera distinta. Para algunos, es un momento de desconexión y disfrute donde dejamos de lado el miedo y la preocupación, para otros es la posibilidad de hacer introspección e identificar lo que les estaba pasando emocionalmente, pero también están los que no pueden parar el ritmo laboral y tomarse vacaciones les genera ansiedad.
Que las vacaciones sirvan para reducir el estrés no implica que todos lo logren, de hecho, son muchas las personas que no logran desconectarse del trabajo o les preocupa que en su ausencia la persona que haya quedado en su reemplazo esté haciendo bien las cosas.
No obstante, para la psicóloga, independientemente que las vacaciones sean fuera o dentro de las paredes de nuestras casas, “lo importante es que nos permitamos ese espacio de autorreflexión, de hacer una reevaluación de nuestras metas y objetivos para ver nuestro crecimiento en el año que pasó, encontrar un nuevo equilibrio y reconsiderar nuevas posibilidades”.
Los cinco principales beneficios de tomarse un descanso
Según una encuesta realizada por Adecco Argentina (consultoría integral en Recursos Humanos), los trabajadores terminaron el 2024 con “incertidumbre, estrés y disminución de consumo”.
En este contexto, se recordó que entre los principales beneficios de tomarse vacaciones están la salud mental porque “tomarse tiempo para desconectar del trabajo y otras obligaciones mejora el estado de ánimo, disminuye la ansiedad y genera conexiones con nuevas sensaciones, lugares y personas”. Además, repercute en la salud física porque “el cuerpo y la mente necesitan tiempo para recuperarse del estrés cotidiano. Las vacaciones permiten desconectar de las responsabilidades diarias y recargar energías”.
No tomarse vacaciones puede impactar en las relaciones sociales porque “potencia la ansiedad y el malestar de las personas, por lo que los compañeros de equipo podrán notar que no está dispuesto al cien por ciento, alterando de esta forma el entorno laboral y la productividad individual y grupal. Por supuesto, esto se traslada a otras esferas sociales, donde las personas pueden continuar manifestando frustración, irritabilidad y desmotivación”.
Otro de los beneficios de tomarse vacaciones, según los especialistas, es que mejora la creatividad: “Explorar nuevos lugares, culturas o simplemente cambiar la rutina puede inspirar nuevas ideas, proyectos y perspectivas”.
Todos estos beneficios potencian el aumento de la productividad: “Las personas que toman vacaciones regresan al trabajo con mayor energía, creatividad y concentración. Un descanso adecuado puede prevenir el agotamiento”, señalan.
Esto es así porque “las vacaciones ayudan a mantener un sano equilibrio entre las responsabilidades laborales y la vida personal, lo cual es importante para prevenir el síndrome de burnout tan desarrollado en Argentina. Aunque no siempre es posible tomarse largas vacaciones, incluso una escapada puede tener beneficios significativos. Cuando finalmente llega el momento de dar comienzo al descanso, es indispensable lograr que la desconexión sea total”. En contraposición, advirtieron que para lograr estos beneficios los empleados necesitan desconectarse totalmente de sus tareas laborales cotidianas.