Algunos mitos, leyendas, supersticiones y creencias de la cultura guaraní se fueron perdiendo con el correr de los siglos, pero hay otros que aún perviven en la mente y en los actos de la gente de la región.
Uno de los que aún impresionan es la aceptación que en algunas zonas rurales se tiene con las hormigas de corrección, a las que se las invoca para que pasen por el rancho y limpien de insectos paredes, techos y pisos.
Los primeros colonos se asustaban ante su súbita aparición, pero siempre algún nativo los alertaba. Generalmente esta tarea la realizan de noche, invadiendo también las camas de los moradores.
Con respecto a otras creencias, se decía que las heridas o cortes producidos en luna nueva eran difíciles de curar, igual que detener una hemorragia. Y que las personas debían evitar las cirugías bajo esa luna.
Una serie de supersticiones muy llamativa -descrita por Ambrosetti hace más de un siglo- era la de los domadores de potros para evitar caer de los bravos equinos: desde llevar en el bolsillo una piedra imán a poner en el rebenque un hueso de pescado-raya.
Pero tal vez la más curiosa (y compleja) era la de cebar un mate muy temprano a una persona anciana de sexo masculino y luego volcar la yerba y frotarse las piernas con los restos que quedaban.
Sobre los famosos payés y los gualichos, las prácticas son incontables, así que aquí sólo mencionaremos algunas.
Por ejemplo, se considera que la pluma del caburé trae suerte en el amor, en el juego o la fortuna. Para ello se la debe sacar de la cola, aunque algunos afirman que será del plumón debajo del ala.
No son pocos los misioneros devotos de San La Muerte, de cuya imagen se hacen pequeños “amuletos” en madera (o mejor en hueso) para llevarlos como defensa personal.
También afirman que quien tiene ese amuleto encuentra objetos perdidos y posee poderes casi sobrenaturales: suerte en el juego y protegido en las riñas.
Una costumbre muy arraigada también es la de atar un hilo rojo en la muñeca de los recién nacidos, para evitar el ojeo.
Y otra es la de llevar tres piedritas apretadas en la mano cuando se viaja, para evitar nauseas o mareos.
Otras curiosas creencias que aún se mantienen en la región son:
- Para conseguir novio, hay que ponerle un santo boca abajo a San Antonio.
- La novia no debe comer de la olla, porque lloverá el día de su casamiento.
- No hay que tener plantas de hortensia en la casa de mujeres solteras, porque no se casan.
- Si a uno le pica la palma de la mano derecha, recibirá dinero. Si es en la izquierda, lo perderá.
- No hay que barrer de noche, porque se muere la madre .
- Si se barre sobre los pies de una novia, ésta pierde a su novio (se lo quita quien barrió).
- Los picaflores anuncian visitas. Si uno no las quiere recibir, hay que poner una escoba detrás de la puerta (dicen que se van enseguida).
- Para que deje de llover, se arroja un jabón al techo.
(Extracto de un artículo de Rosita Escalada Salvo, publicado en PRIMERA EDICIÓN el 19 de noviembre de 2009)