Aunque pocos lo tengan en cuenta, lavar el mate de forma adecuada es fundamental para evitar la formación de hongos y prolongar la vida útil de este querido utensilio en muchos hogares argentinos.
Un mal lavado puede acumular humedad, propiciando la aparición de moho en el interior del mate, lo que afecta no solo el sabor de la infusión, sino también la salud de quienes la consumen. Por eso, es importante seguir ciertos pasos después de cada uso para mantenerlo en buenas condiciones.
Primero, después de cada ronda de mate, es clave retirar toda la yerba y enjuagar el recipiente con agua tibia.
Es recomendable no usar jabón, ya que puede dejar residuos que alteran el sabor de la yerba en futuras cebadas. En cambio, basta con limpiar con la mano o una esponja suave para remover los restos de yerba.
Si el mate es de calabaza, es importante secarlo bien para evitar que la humedad penetre en la pared del recipiente.
En el caso de los mates de calabaza, un consejo adicional es dejarlos secar boca abajo, en un lugar aireado. Esto permite que la humedad residual se evapore y evita la formación de hongos. Una vez seco, se puede colocar un paño de papel en su interior para absorber cualquier resto de humedad que pueda quedar.
Si se notan manchas o mal olor, es posible hacer una limpieza más profunda con una mezcla de agua y bicarbonato de sodio, dejándola actuar por unas horas antes de enjuagar.
Para aquellos que usan mates de acero inoxidable o de cerámica, el mantenimiento es más sencillo, pero igual de importante. En estos casos, también se debe enjuagar bien con agua tibia y secar completamente después de cada uso. De esta manera, el mate se mantendrá limpio, libre de hongos y listo para seguir disfrutando de cada cebada.
Con estos cuidados, tu mate no solo durará más tiempo, sino que también conservará el sabor auténtico de la yerba.
Fuente: revista Pronto