Recuperados e integrados en cuerpo, mente y espíritu, percibimos que había un antes y hay un ahora después de la sesión de Yoga. Sentados en la colchoneta buscamos la lectura habitual y en la página señalada vemos lo último leído en palabras del Dr. Deepak Chopra: “El amor puede resolver problemas, y plantear respuestas inesperadas, pero no estamos hablando del amor personal. Es un amor más allá del individuo que ve y sabe todo”. Entusiasmados seguimos leyendo:
“Cuando te entregas a él, las diferencias cotidianas pierden significado: las preocupaciones acerca del dinero, ambición, trabajo y familia toman su justa medida. Un poder invisible reconcilia los opuestos; genera armonía por sí mismo”. Y aquí nos aconseja el Doctor y Maestro: “El estado descrito no puede alcanzarse mediante el esfuerzo ni puede controlarse. Debes permitirte un estado de apertura.
Presencias lo que está ocurriendo; te lo tomas con tranquilidad; obedeces cuando surge el impulso adecuado. Así se vive la vida espontáneamente. Lo que sea que ocurra a continuación es lo correcto. Lo que necesites en el nivel más profundo se te da automáticamente. Vivir en ese estado es posible, aunque pocas personas lo hacen. De hecho, es la manera más natural de vivir”. Y nos advierte:
“Pero si criticas tu vida, si te aferras a tener la razón, si insistes en establecer fronteras, el misterio no podrá alcanzarte. Vivir en armonía con el misterio toma tiempo. La rendición, como todo lo demás, es un proceso, no un salto. A pesar de los altibajos, el sendero avanza siempre, y cada paso es un paso de amor.
Esa es en última instancia la razón de las relaciones: ser capaz de ver a otra persona a los ojos y compartir el conocimiento de que el poder del amor los ha bendecido a ambos”. Reflexionando, ponemos el señalador, cerramos el libro y nos retiramos. Namasté.
Ana Laborde
Profesora de Yoga
[email protected]
3764-430623