Los niveles de colesterol en sangre están muy influenciados por nuestra dieta y por la ingesta de ciertos alimentos que pueden aumentar significativamente el colesterol LDL, conocido como colesterol malo, que constituye uno de los principales factores de riesgo para el sistema cardiovascular.
El colesterol alto en sangre suele ser un problema silencioso, es decir, que no presenta síntomas específicos durante años hasta que la arteriosclerosis y sus complicaciones cardiovasculares ya están avanzadas.
Por eso, lo mejor que podemos hacer es tratar de prevenirlo. Y, más allá de que la práctica de actividad física también ayuda, la “bala de plata” para mantener a raya nuestros niveles de LDL es la alimentación.
Alimentos que suben el colesterol
En primer lugar, las grasas saturadas, presentes en alimentos como las carnes rojas (ternera, cordero, cerdo) son uno de los principales factores que elevan el colesterol LDL. Aunque el cuerpo necesita cierta cantidad de grasas saturadas, un consumo excesivo puede estimular la producción de colesterol en el hígado.
La Fundación Española de Nutrición detalló cuáles son las carnes que más grasa y colesterol tienen por cada 100 gramos de producto:
- Ternera: 5,4 gramos de grasa y 59 miligramos de colesterol
- Cerdo: 23 gramos de grasa y 72 miligramos de colesterol
- Pollo: 2,6 miligramos de grasa.
- Cordero: 174 gramos de grasa y 78 miligramos de colesterol
- Conejo: 4,6 gramos de grasa y 71 miligramos de colesterol.
Otro grupo de alimentos que debemos evitar o limitar son los que contienen grasas trans, que se encuentran en muchos productos ultraprocesados y alimentos fritos de preparación industrial.
Por otro lado, los alimentos ricos en azúcares añadidos, como gaseosas, panificados industriales y postres, también pueden contribuir indirectamente al aumento de colesterol.
Además, ciertos aceites de origen vegetal hidrogenados, como los que se usan en comidas rápidas y productos precocinados, son otra fuente importante de grasas trans.
El huevo y el colesterol
Existe mucha controversia sobre el consumo de huevos y el aumento del colesterol. Y, al contrario de lo que se ha pensado siempre, ambos no tienen una relación directa.
Es que, si bien la mayor parte de los alimentos ricos en colesterol suelen ser también ricos en grasas saturadas, el huevo no lo es: un huevo de tamaño medio contiene unos 200 miligramos de colesterol, pero tiene más grasas insaturadas, beneficiosas para la salud, que saturadas y solo contiene 70 kilocalorías.
Además, debido a su contenido en fosfolípidos, que interfieren en su absorción, este colesterol tiene poco efecto sobre el colesterol en sangre”, concluyen.
Fuente: Cuidate Plus