Un breve balance sobre el primer año de gestión libertaria viene bien antes de describir la fase que intenta desandar el Gobierno con el inicio de febrero.
A la espera de un despegue real y consistente del consumo, la inflación sigue siendo el principal activo del oficialismo que, para ello, apeló a reducir la emisión monetaria, achicar el déficit fiscal y abrir las importaciones.
Pero todo logro tiene sus costos y este también fue el caso. Se profundizó la recesión y se ensanchó la pérdida de poder adquisitivo entre las clases medias y bajas y, sobre todo, entre los jubilados.
Con el inicio del nuevo año y una elección por delante, el Gobierno entiende que mantener a raya la inflación es fundamental mientras busca posicionarse de cara a las legislativas.
Para ello -y es entonces donde comienza el año para el oficialismo-, se prepara para reducir el ritmo del crawling peg. Desde ahora la devaluación será de 1% mensual. De sostenerse, es esperable que los precios, de mínima, se mantengan estables y, de máxima, sigan reduciendo la velocidad de expansión.
Como sucedió el año pasado, eso también traerá aparejado algunos problemas, más aún teniendo en cuenta que el retraso cambiario que se consolida con los meses, provoca una progresiva pérdida de competitividad en la economía.
Frente a ese cuadro de crisis hipotética, se presenta ahora una real que si bien era esperable, sorprende por su tamaño. Las reservas, ese terreno en el que ningún Gobierno argentino parece hacer pie, viene cayendo fuerte en las últimas semanas de la mano de pagos de deuda y de uso por importación y turismo.
La cuestión preocupa por estas horas al Gobierno porque depende de ello para lograr un nuevo acuerdo con el Fondo. Nadie lo dice, pero el organismo ya hizo la vista gorda ante el incumplimiento en la acumulación de divisas durante el acuerdo anterior.
El tema es un verdadero dolor de cabeza para Economía dado que debe destinar reservas para contener la suba de la divisa norteamericana. Pero también al impensado aluvión de argentinos que veranean hoy en Brasil, Uruguay y Chile y que hacen sus pagos en moneda extranjera. De hecho los gastos en dólares con tarjeta de crédito se dispararon históricamente el mes anterior y enero será el mes de mayor salida de dólares de la última década.
A nadie escapa que Argentina no tiene mucho poder de fuego en su Banco Central, por lo que mantener una estrategia de dólar anclado implica riesgos.
La última vez que los gastos de los argentinos en dólares se volvieron tan abultados fue en 2018, cuando durante la presidencia de Mauricio Macri se generó una corrida contra el dólar.
Con todo, el líder de La Libertad Avanza tiene claro que para llegar con buenas chances a las urnas y conseguir una buena base legislativa precisa seguir mostrando un dólar anclado y una inflación a la baja a cualquier precio. Pragmatismo, de hecho, no le falta.
El contexto
Otra de las cosas que ayudarían al oficialismo a mantener las expectativas de triunfo sería acotar la suba de tarifas que, justamente, acaban de aumentar.
La intención del Gobierno es permitir ajustes limitados que moderen el humor social. Para ello dejó trascender que los costos de la luz, el agua y el gas se moverán por detrás de la inflación proyectada hasta las elecciones, es decir, menos del 10%.
Como se advirtió antes, las intenciones y proyectos del Gobierno dependen también de factores externos y en ese ámbito también suceden cosas. El atraso cambiario se produce a contramano de lo que pasa en el sistema internacional donde las monedas de los mercados emergentes se debilitaron en los últimos meses y mucho más a partir del triunfo de Donald Trump. En ese sentido quizás haya novedades pronto. El mandatario norteamericano confirmó su intención de elevar aranceles a la entrada de productos de México y Canadá. Ello invita a pensar en que la inflación en Estados Unidos será más elevada al igual que la tasa internacional.
Dicho de otro modo, se configuraría un escenario realmente agresivo que atentaría contra los planes ya trazados por Javier Milei.
Con todo, los microclimas también convergen en la foto general y en el caso de Misiones hay datos que alientan a pensar en un 2025 de recuperación de la actividad económica. Algunos ejemplos figuran en la Dirección de Gestión de Datos de Posadas: en diciembre se inscribieron 636 vehículos en la ciudad. La cantidad de autos patentados alcanzó los 143, lo que representa un incremento del 60,7% en comparación con los 89 registrados en diciembre de 2023.
Tras un año altamente recesivo, en diciembre se gestionaron 175 certificados de habilitaciones comerciales. También en diciembre en Misiones se patentaron 861 unidades vehiculares, dando un significativo aumento de 92,6% interanual.
Alianzas improbables
La semana que pasó dejó en claro que al expresidente Macri no le queda otra más que seguir el ritmo y las formas que le ofrece el actual mandatario.
La mesa ejecutiva del PRO que lidera Macri buscó, sin éxito, apurar definiciones de una estrategia de cara a las legislativas. Pero al final, mientras La Libertad Avanza no deja de invitarlo a pelear en su bastión porteño, el jefe del PRO solo pudo repetir su intención de sellar un acuerdo con el gobierno de Milei.
De hecho el optimismo que intentó transmitir Macri chocó de lleno con la foto en la que la ministra Patricia Bullrich anunció, junto a Karina Milei, que los legisladores porteños que le responden abandonan el bloque del PRO y pasan a La Libertad Avanza. “Las personas tienen que estar donde se sientan cómodas”, fue la diplomática respuesta del macrismo que ve en las encuestas uno de los motivos por los que Milei les muestra más desprecio que de costumbre.
Un reciente sondeo de la consultora Management & Fit arrojó que el PRO tiene una intención de voto de apenas 7% en la Provincia y se ubica en cuarto lugar, muy por detrás de La Libertad Avanza, que cosecha el 38,7%, y del kirchnerismo, que alcanza el 30,7%.
Gobernadores
La disyuntiva y la crisis de acuerdo que sufre hoy el PRO también se explica en la autonomía que varios los gobernadores están demostrando. Rogelio Frigerio e Ignacio Torres se acercan a dirigentes de LLA y en sus entornos no descartan hacerles lugar en las listas de diputados o senadores de acuerdo a lo que sucede en la oposición. En Entre Ríos, por ejemplo, Frigerio deberá medirse contra un peronismo unificado con treinta puntos de base.
Más al centro de la oposición, el peronismo lejos está de mostrar mejores condiciones que el macrismo. El espacio todavía busca su lugar en el complejo contexto que les ofrece Milei.
A la luz de las declaraciones que surgen de tanto en tanto, queda claro que las heridas internas por la histórica derrota de 2023 siguen muy abiertas.
En ese escenario, Cristina Fernández de Kirchner ocupa una y otra vez el centro que le disputa el gobernador Axel Kicillof. Resolver la interna resulta fundamental para el futuro inmediato del peronismo que pondrá en juego 15 de las 24 bancas que se renovarán en el Senado y 46 de sus 98 escaños en Diputados.
Las diferencias entre el momento en el que logró esos escaños y la actualidad son abismales. En ese entonces tenía 16 gobernadores contra los seis de hoy. Incluso en esa media docena es difícil encontrar afinidad política. Algunos espacios provincialistas que acompañaban al PJ ya tomaron distancia haciendo gala de su autonomía.
El repliegue de referentes del peronismo sucede incluso con Cristina al frente del partido, un lugar al que accedió luego de una ácida puja con el riojano Ricardo Quintela, una pelea que no cayó nada bien en las provincias.