Cada 6 de febrero se conmemora el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina con el objetivo de denunciar los efectos de la extirpación total o parcial de tejido de los órganos genitales femeninos, particularmente del clítoris (clitoridectomía), con objeto de eliminar el placer sexual en las mujeres, considerando razones culturales, religiosas o cualquier otro motivo no médico.
La práctica está considerada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como una violación de los derechos humanos de las mujeres y de las niñas, y advierte que puede causar complicaciones de salud a corto y largo plazo como dolor crónico, infecciones, excesivos sangrados, mayor riesgo de transmisión del VIH, ansiedad y depresión, complicaciones durante el parto o infecundidad.
Por ello, el objetivo de la ONU es acabar con la mutilación genital femenina para 2030.
En 2012, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 6 de febrero como el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, con el objetivo de amplificar y dirigir los esfuerzos en la eliminación de esta práctica.
A pesar de que en las últimas tres décadas la prevalencia de la mutilación genital femenina ha disminuido en todo el mundo y hoy una niña tiene un tercio menos de probabilidades de sufrirla que hace 30 años, “las crisis humanitarias como los brotes de enfermedades, el cambio climático o los conflictos armados, entre otras, podrían hacer peligrar el mantenimiento de estos logros y hacer retroceder los avances”, advierten.
Y agregan que “27 millones de niñas más corren el riesgo de sufrir mutilación genital femenina de aquí a 2030 si no se agilizan las medidas para erradicarla”.
La MGF en cifras
Más de 230 millones de niñas y mujeres han sufrido mutilación genital femenina. Este año, casi 4,4 millones de niñas correrán el riesgo de sufrir esta práctica nociva; lo que equivale a más de 12.000 casos diarios.
Las niñas de 14 años y menos representan a 44 millones de todas aquellas personas que han sufrido la ablación. La mayor incidencia de esta práctica entre las niñas de esta edad se produce en Gambia, con un 56%, en Mauritania con un 54% y en Indonesia, donde alrededor de la mitad de las niñas de 11 años y menos han sido sometidas a la MGF.
¿Dónde se practica la mutilación genital femenina?
La MGF se concentra en cerca de 30 países de África subsahariana, Oriente Medio y Asia, además de algunas pequeñas comunidades de Latinoamérica, como la Embera en Colombia, pero en realidad es un problema universal, ya que la práctica también persiste en las poblaciones emigrantes que viven en Europa occidental, Norteamérica, Australia y Nueva Zelanda.
La región con mayor prevalencia de la mutilación genital femenina es África Occidental, donde más del 85% de las mujeres de entre 15 y 45 años habrían sufrido esta violación de los derechos humanos. Los países con la prevalencia más alta son Somalia (98%), Guinea (97%) y Yibuti (93%).
Cómo se hace la MGF y por qué
Hay cuatro formas de mutilación genital femenina:
1. Clitoridectomía: es la eliminación total o parcial del clítoris y la piel que lo rodea.
2. Escisión: la eliminación parcial o total del clítoris y de los labios menores o pliegues internos de la piel que rodean la vagina.
3. Infibulación: corte o recolocación de los labios menores y mayores, que son los pliegues externos que rodean a la vagina. Esto incluye con frecuencia el estrechamiento de la abertura vaginal.
Esta práctica no solamente es extremadamente dolorosa y angustiante, sino que conlleva un riesgo permanente de contraer infecciones.
La reducción de la abertura de la vagina deja a las mujeres con un orificio muy pequeño por el que debe pasar el flujo menstrual y la orina. De hecho. la abertura puede llegar a ser tan pequeña que necesita que se corte para que se pueda producir el coito o cuando la mujer dará a luz, lo cual con frecuencia acarrea complicaciones que pueden hacerle daño tanto a la madre como el bebé.
4. Procedimientos como la perforación, incisión, raspado y cauterización del clítoris o el área genital.
Los argumentos más comunes para infligir la MGF son de diferente índole: aceptación social, ideas erróneas sobre la higiene, una forma de conservar la virginidad, para hacer que sea mas fácil casar a la mujer y aumentar el placer sexual masculino.
En algunas culturas, la MGF es considerada como un rito de transición hacia la vida adulta y un prerrequisito matrimonial.
Aunque no existen ventajas higiénicas o beneficios para las mujeres que son mutiladas, las comunidades que practican ese procedimiento creen que las vaginas de las mujeres necesitan ser cortadas y las mujeres que no se sometan al procedimiento no se les considerará saludables, limpias o incluso valiosas.
Los daños que provoca la MGF
La mutilación genital femenina no brinda ningún beneficio para la salud, sino que contrariamente causa daños a mujeres y niñas de muchas formas. Implica la escisión y lesión de tejido genital femenino sano y normal, e interfiere en las funciones naturales del cuerpo. Aunque todas las formas de esta práctica se asocian a un mayor riesgo de complicaciones para la salud, estos riesgos son mayores en el caso de sus formas más extremas.
La mutilación genital femenina puede producir las siguientes complicaciones inmediatas:
- Dolor intenso
- Hemorragia
- Inflamación de los tejidos genitales
- Fiebre
- Infecciones, como el tétanos
- Problemas urinarios
- Problemas de cicatrización
- Lesiones de los tejidos genitales vecinos
- Estado de choque
- Muerte
Y sus consecuencias a largo plazo pueden ser:
- Problemas urinarios (micción dolorosa, infecciones del tracto urinario)
- Problemas vaginales (leucorrea, prurito, vaginosis bacteriana y otras infecciones)
- Problemas menstruales (menstruaciones dolorosas, tránsito difícil de la sangre menstrual, etc.)
- Tejido y queloide cicatriciales
- Problemas sexuales (coito doloroso, menor satisfacción, etc.)
- Mayor riesgo de complicaciones en el parto (parto difícil, hemorragia, cesárea, necesidad de reanimación del bebé, etc.) y de mortalidad neonatal
- Necesidad de nuevas intervenciones quirúrgicas: las mujeres con el tipo 3 de mutilación pueden requerir una desinfibulación, es decir, un corte para ensanchar la abertura y hacer posible el coito y el parto
- Trastornos psicológicos, como depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, escasa autoestima, etc.
Fuentes: ONU, OMS, Wikipedia y BBC