La industria porcina atraviesa una primavera atípica impulsada por la baja en el consumo de carne vacuna y una importante demanda en chacinados y embutidos. No obstante, la devaluación del real y la capacidad productiva e industrial del vecino país empiezan a mostrarse como potenciales amenazas para este mercado cuyo presente es más que óptimo.
El presidente de la Cooperativa Frigorífica de Leandro N. Alem (COFRA), Ricardo Saraceni, analizó la situación del sector porcino en el país y su competencia con Brasil. Si bien destacó que Argentina sigue siendo competitiva debido al tipo de cambio, subrayó que la clave para sostener la actividad radica en mejorar la eficiencia y reducir costos.
“Brasil todavía tiene el dólar más caro que nosotros, por lo tanto seguimos siendo competitivos”, afirmó Saraceni en diálogo con PRIMERA EDICIÓN. Sin embargo, advirtió que la estabilidad del sector no puede depender exclusivamente de la coyuntura cambiaria. “Mirando hacia adelante, lo que a nosotros nos va a sostener, no solo a COFRA, sino a todos, es la competitividad, de eso no hay dudas”, expresó.
El empresario explicó que la estrategia para sostener la rentabilidad en el sector no puede basarse en el precio de venta, sino en la reducción de costos y la optimización de los procesos productivos. “Bajar costos, mejorar la eficiencia, tratar que los márgenes no se den por precio, como sucedía antes, sino por costos”, detalló.
Saraceni insistió en la necesidad de optimizar cada aspecto de la producción y hacer un uso más racional de los recursos. “Por eso yo les pongo a todos en la cabeza que hay que trabajar en esto. Como siempre repito, una y otra vez, apagar todas las luces que están de más. Es la forma de sostenerse en un mercado que va a ser competitivo”, enfatizó.
Competencia con Brasil
El presidente de COFRA reconoció que Brasil representa un fuerte desafío para la producción porcina en Argentina. “Obviamente que es nuestro gran contrincante, es un monstruo, por eso tenemos los ojos puestos en eso”, señaló.
No obstante, reiteró que, al menos en el corto plazo, la competitividad del sector argentino no se encuentra en riesgo. “Por ahora, somos competitivos, porque el dólar allá es más caro”, agregó.
Saraceni resaltó que el sector debe mantenerse atento a la evolución del tipo de cambio y a las condiciones del mercado internacional. “Tenemos que estar atentos a lo que pase con el tema de competitividad”, advirtió.
Uno de los factores que permitió amortiguar la caída de precios en términos reales fue el costo de los principales insumos de la producción porcina: el maíz y el expeller de soja, explicó Saraceni. Estos dos insumos “representan aproximadamente el 60% de los costos de producción” y sus valores han tenido una variación “muy por debajo de la inflación”, detalló.
Productividad y eficiencia
Saraceni insistió en que la clave para sostener la rentabilidad en el sector porcino es la mejora de la productividad. En ese sentido, destacó que los productores deben enfocarse en optimizar los indicadores clave del proceso productivo.
“Básicamente lo que hay que tratar de tener es la productividad medida por rendimiento”, indicó.
Entre los principales parámetros de eficiencia, mencionó la cantidad de lechones por cerda, la reducción de la tasa de mortalidad y la maximización de los kilos entregados a la industria. “Las cerdas que tengamos deben dar la mayor cantidad de lechones posibles, debe haber la menor mortandad posible y la mayor cantidad de lechones destetados por madre posible”, explicó.
La mejora en estos indicadores no solo garantiza una mayor rentabilidad para los productores, sino que también impacta directamente en los costos. “Mayor productividad, baja costos y se genera la mayor cantidad de kilos posible, peso entregado a industria por parte de los productores”, afirmó Saraceni.
En ese sentido, remarcó que la eficiencia en el proceso productivo es la prioridad del sector. “En eso se está trabajando y ahí es donde estamos poniendo el foco de atención, mayormente, para lograr la eficiencia de la que hablamos”, concluyó.
Aumento del consumo interno y de la compra internacional
El sector porcino argentino ha experimentado un crecimiento sostenido en las últimas décadas. Según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), en 2023 la producción porcina alcanzó un récord de 800.000 toneladas, con un aumento del consumo interno y una mayor participación en el mercado de exportación.
Sin embargo, el crecimiento del sector se ha visto condicionado por la volatilidad del tipo de cambio, el costo de los insumos y la competencia internacional.
Brasil, que es el cuarto mayor exportador mundial de carne de cerdo, representa un desafío para la producción argentina debido a su escala productiva y su acceso a mercados internacionales.
Según el Ministerio de Agricultura del vecino país, en 2023 se exportaron más de 1,2 millones de toneladas de carne porcina, consolidando su presencia en mercados clave como China y la Unión Europea.
En este contexto, los productores argentinos buscan estrategias para mejorar su competitividad y reducir costos, con el objetivo de mantener su posición en el mercado local e incrementar las exportaciones. Saraceni destacó que la clave para sostener el sector radica en la eficiencia productiva y en la optimización de los recursos.
Lucha contra el contrabando
Otro de los grandes desafíos tiene que ver con la carne porcina que ingresa a la provincia mediante el contrabando; cuando los precios de los países vecinos son considerablemente más bajos, la práctica se agudiza.
Más allá de todos los dispositivos de control existentes, se complejiza competir en tan desiguales situaciones. El camino que queda es la educación y la toma de consciencia para consumir productos en regla.