La tasa de fecundidad en Argentina ha caído drásticamente desde 2014, situándose muy por debajo del nivel necesario para mantener estable la población. Mientras se cierran maternidades y jardines de infantes, el fenómeno parece no inquietar a los dirigentes políticos, algunos de los cuales incluso celebran las políticas antinatalistas.
El Ministerio de Salud de la Nación publicó recientemente las estadísticas vitales de 2023, y algunos datos resultan impactantes. Durante ese año se registraron 460.902 nacimientos, la cifra más baja de los últimos 50 años. Esto representa una reducción del 7% en comparación con 2022 y una caída de más del 40% respecto a 2014, según analiza la licenciada Mónica del Río, quien estudia estos datos anualmente.
La tasa de fecundidad en 2023 fue de 1,33 hijos por mujer, un número muy por debajo del umbral de reemplazo generacional, fijado en 2,1 hijos por mujer. “Por debajo de ese límite, un país o región se va despoblando. Eso es lo que viene sucediendo ininterrumpidamente en todos los distritos y, consecuentemente, también a nivel nacional”, advierte Del Río.
En Misiones -al igual que en el resto del país- el número de nacimientos muestra una tendencia en descenso anual. Esta tendencia, no obstante, fue más abrupta en 2024, cuando la cantidad de nacimientos en la provincia experimentó una reducción de 13,8%. En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, la directora del Registro Provincial de las Personas de Misiones, Paula Echeverría, precisó que entre el 2021 y 2024, en solo cuatro años, el número de nacimientos en Misiones se redujo al 19%, cuando pasó de 21.631 nacimientos en 2021 a 17.564 el año pasado. La caída más abrupta se registró entre 2023 y 2024, cuando pasó de 20.373 a 17.564 nacimientos, lo que significa un 13,8% menos.
Paradójicamente, en una nación que alguna vez tuvo el lema “Poblar la Patagonia”, es en las provincias patagónicas donde más ha caído la tasa de fecundidad. Tierra del Fuego encabeza la lista con una reducción del 61% entre 2014 y 2023, seguida por Santa Cruz (56%) y Chubut (49%). En las dos provincias más australes del país, la tasa de fecundidad global es de apenas 1 hijo por mujer, mientras que en Chubut y la Ciudad de Buenos Aires es de 1,1.
A nivel nacional, la fecundidad se desplomó un 43% desde 2014, lo que significa que en 2023 nacieron 316.000 niños menos que en 2014.
El quiebre en la curva de natalidad tiene una explicación multifactorial. “En realidad, pasaron cosas incluso antes de 2014”, señala Del Río. Entre los factores clave, menciona el fallo FAL de 2012, que introdujo el concepto de aborto como derecho, y la incorporación, en 2013, del implante subdérmico y el SIU (sistema intrauterino que libera hormonas) a la canasta de anticonceptivos gratuitos. En 2014, estos anticonceptivos de larga duración comenzaron a distribuirse a nivel nacional a través del programa Remediar.
Sin embargo, la llegada del macrismo al gobierno no revirtió esta tendencia, sino que la acentuó. En 2015, con la reforma del Código Civil, se establecieron nuevas reglas de consentimiento para menores en decisiones de salud, y la Resolución 65/2015 del Ministerio de Salud reinterpretó los derechos sexuales y reproductivos bajo ese marco jurídico.
Habilitar a menores de 13 a 16 a utilizar contracepción de larga duración sin autorización de los padres, declarando que no se trata de procedimientos invasivos ni riesgosos. “En 2017, se lanzó el plan ENIA, de prevención del embarazo adolescente, para la franja etaria hasta 19 años, con la colaboración del PNUD, del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) y de Unicef. Y en 2018 (Mauricio) Macri abrió el debate del aborto lo que tuvo como consecuencia la difusión y banalización del tema”.
En 2019, se fijó un nuevo protocolo de aborto no punible que habilitaba esta práctica con la sola declaración jurada de la mujer que afirmaba haber sido víctima de una violación o correr algún riesgo de salud. Nótese que el protocolo no hablaba de “riesgo de vida de la madre”, sino de “riesgo de salud” y aclaraba que se entendida ésta de modo integral, es decir salud física, mental y social. Por otro lado agregó que “el confinamiento por la pandemia de COVID frenó levemente el descenso de la natalidad; siguió cayendo pero a un ritmo menor y esto seguramente se debió a que, por causa del encierro, no hubo tanta disponibilidad de anticonceptivos”, dice Del Río.
“No veo que esta tendencia vaya a cambiar -lamenta Del Río-. El gobierno sigue comprando anticonceptivos de larga duración como los implantes subdérmicos. La compra de abortivos la delegó en las provincias, que lo siguen haciendo, incluso las gobernadas por personas que se dicen provida”.
Y advierte: “Limitar la ideología de género está bien. Pero una caída de la natalidad como la que padece Argentina no se revierte sin un plan integral de promoción de la familia. Las políticas públicas de la última década se abocaron, eficientemente, a reducir la población”. Hace demasiado tiempo que la Argentina no tiene una política demográfica.
Fuente: Infobae