El padre Basilio Korol nació el 27 de abril de 1927 en la colonia Las Tunas, municipio de Apóstoles. Era uno de los 14 hijos de Eugenia Barladin y Pablo Korol (inmigrante ucraniano de la zona de Hálych). Hizo la primaria en la Escuela 47 y el secundario en el colegio Salesiano “Pascual Gentilini”, de San José. Fue en esa estadía donde descubrió su vocación sacerdotal y en 1950, ingresó a la comunidad de los Padres Salesianos.
Estudió en el Instituto Teológico Clemente José de Villada y Cabrera, de Córdoba, y en 1960 fue ordenado sacerdote. Desde 1961 y hasta 1994, trabajó como secretario y canciller del Obispo Salesiano Andrés Sapelak, en Buenos Aires. Además, se desempeñó como párroco en varias iglesias ucranianas de esa ciudad. A partir de 1962, se hizo cargo de la pastoral de la Zona Oeste del Gran Buenos Aires, misión que fue iniciada por Esteban Czmil (Salesianos de Don Bosco – SDB), primer sacerdote ucraniano salesiano, llegado desde Roma. Desde 1965 a 1969 atendió la parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de Haedo, sucediendo al padre Nicolás Kunyckyj.
A partir de 1994, continuó su tarea pastoral en Ucrania. Se radicó en la ciudad del Lviv, donde trabajó junto a Basilio y Andrés Sapelak, en la Iglesia Santa María del Patrocinio, ubicada en la calle Lychakivska, 175. Desde entonces, se dedicó infatigablemente al servicio de sacerdote y párroco en esta iglesia. Falleció el domingo 9 de febrero, en Lviv, después de 65 años de ministerio sacerdotal. Nunca olvidó a su tierra colorada ni a su numerosa familia, entre la que se destaca el músico Rubén “Rulo” Grabovieski, hijo de su hermana Anastasia.
Lo recuerdan como un confesor incansable y un buen consejero espiritual que llegaba al corazón de cada persona con su palabra, su sonrisa, su sencillez y sus bromas.
Agradecidos por su labor
José Basilio Houchuk recordó que en 1972 la Eparquía Ucrania Santa María del Patrocinio abrió una puerta para todos los jóvenes del interior del país, especialmente de Misiones, que no tenían la posibilidad de continuar el secundario en sus lugares de residencia. Dijo que, gracias al padre Danilo Novak, desde la parroquia San Pedro y San Pablo, de Leandro N. Alem, “fuimos dos. Luego, en Posadas, se unió Pedro Scromeda, con quien viajamos a Buenos Aires en tren. Cuando llegamos, nos esperaba un sacerdote flaquito, con una sonrisa, que nos dio la bienvenida. Era el padre Basilio Korol, quien nos llevó con un taxi hasta la catedral, en Ramón Falcón 3960, del barrio de Floresta”. Apenas llegaron, en un primer piso “dejamos las valijas, nos mostró las instalaciones y nos presentó a monseñor Andrés Sapelak, que era el primer obispo de la Eparquía. Nos dijo que el padre Korol sería nuestro tutor, que nos íbamos a entender bien porque también era de Misiones. Así que enseguida le pedimos un equipo de mate para compartir, y nos distribuyó las tareas que teníamos que hacer además de estudiar”.
“Charlaba, nos entendía y nos alentaba cuando estábamos tristes, actuaba como un padre para quienes éramos chicos. Me eligió como su secretario y monaguillo para los días sábados cuando lo acompañara hasta Haedo, donde celebraba la misa”, dijo Houchuk, quien convivió con el sacerdote y con otros seminaristas durante tres años. “Siempre nos guiaba con una sonrisa, tengo el mejor recuerdo”, concluyó.
El docente Pedro Scromeda acotó que “era un excelente padre, me dio consejos que me sirvieron siempre, agradezco profundamente todo lo que hizo por mí y por mis compañeros. ¡Que en paz descanse!”.
El profesor Carlos Antonio Titus sostuvo que el padre Basilio “era nuestro preceptor y director espiritual en el Seminario Menor de la Catedral Greco Católica Ucrania. Era muy austero y muy honesto. Se preocupaba y se ocupaba de los adolescentes que veníamos del interior, de las chacras, de las colonias, de Misiones, Chaco y de Itapúa (Paraguay). Era un verdadero padre que nos acompañaba en todas las actividades: en las horas de estudio, de recreo, de fútbol, las oraciones y la limpieza, todas las actividades comunitarias propias de un seminario educativo. Eso se repetía durante todas las tardes. También nos acompañaba a la zapatería para comprarnos zapatos del uniforme escolar de la marca Febo…porque era obligatorio. Particularmente recuerdo que apenas llegado de Misiones lo acompañé a votar a una Escuela en las Elecciones de 1973, cuando triunfó la fórmula Cámpora-Solano Lima”.