El conflicto yerbatero, si se analizara como un mapa de tensión en expansión, muestra cómo el reclamo por el precio de la yerba ha ido ganando territorio en los seis días de protesta que se cumplen hoy.
Lo que comenzó como un grito de resistencia en el corredor de la ruta 14, luego se extendió hacia el centro de la provincia, particularmente y muy fuertemente en Aristóbulo del Valle y ahora avanza desde el norte de la ruta 12, tocando Eldorado y Montecarlo inclusive, donde hasta ayer los secaderos seguían recibiendo el producto, pero ahora ya se ven afectados por la paralización. En la provincia existen alrededor de 60 secaderos.
“Hace semanas que venimos avisando que no vamos a dejar circular la canchada ni la hoja verde, así que nadie puede decir que no sabía de nuestro reclamo”, advirtió el productor de Andresito Javier Otto consultado sobre la posibilidad que la tensión vuelva a escalar y se repitan los encontronazos de la semana pasada.
“Todos tienen que saber que nosotros lo único que queremos es trabajar en nuestras chacras y que se reconozca lo que hacemos con un precio digno; una locura es lo que están pagando, no damos más. Cuando la chacra anda bien, gana el colono, el tarefero, el que hace servicios, el fletero y no hablar que se derrama en los comercios y al fisco”, acotó el hombre.
Los productores, cada vez más desesperados, siguen luchando por lo que consideran su única fuente de sustento y aseguraron a PRIMERA EDICIÓN que el paro continuará hasta que se escuche su reclamo. En las últimas horas, los colonos yerbateros, que resisten a toda costa por un precio justo, esperan definiciones claves sobre la creación de una mesa de diálogo con industriales que podría ser un principio de solución para el conflicto. Se aguardaba que se concrete una reunión en Corrientes a fines de esta semana o principios de la próxima. Sería primero con Playadito que se mostró abierto a escuchar. Si bien el CEO de Las Marías se encuentra de viaje en México, se esperaba que alguien lo represente, su gerente general, en este encuentro tan esperado. Por lo ponto ya está confirmada la lista de dirigentes yerbateros que tomarán parte en las conversaciones. Trascendió que las exigencias de los colonos era que no estén las cooperativas y que en la mesa no se sentaran políticos ni funcionarios.
“Queremos que nos escuchen y que nos ofrezcan una solución real. Nos dijeron que después de la reunión con nosotros, ellos se sentarán con los proveedores de canchada para fijar un precio. Si no es el que esperamos, el paro seguirá”, advirtió Javier Otto, uno de los principales referentes del movimiento en Andresito.
Por otra parte, también se abrió una línea de conversación oficial con “el Gobernador (Hugo Passalacqua) quien no tiene problemas de atendernos, por lo tanto estamos esperando fijar un día para ver qué soluciones también nos pueda dar el Estado”.
“Nadie corta”
La zafra gruesa que debió haber comenzado hace algunos días, se encuentra paralizada casi en su totalidad “hasta nuevo aviso”. Pero la tensión aumenta conforme los precios que, lejos de estabilizarse, siguen cayendo. Javier Otto, uno de los productores más afectados, denunció la grave situación que atraviesan los colonos: “El que mejor estaba pagando nos ofrecía $220, pero ahora todo se cortó en Andresito, porque los rumores indicaban que el precio iba a arrancar en $220, algo que es totalmente insostenible”.
El año pasado, a principio de zafra se había comenzado con $370 por kilo de hoja verde, pero al mes comenzó la caída libre y algunos secaderos terminaron pagando hasta $180. El problema no solo radica en los precios bajos, sino también en las condiciones de pago impuestas a los productores.
“El IVA nos lo iban a pagar a 60 días, una locura. Y el resto a 180 días. Si aceptáramos esas condiciones, al colono le quedarían solo $50 para comer, vivir y seguir trabajando la tierra. Es una miseria, estamos pasando hambre con esa plata”, denunció el colono, quien se mostró firme en su lucha.
La situación se agrava aún más con la realidad de algunos productores que en la desesperación por agarrar algo de plata reciben solo $30 por kilo de yerba en planta.
“No se justifica que vendan la yerba a ese precio. Si lo hacen por necesidad, después de venderla se quedarán sin nada y seguirán pasando hambre”, advirtió el dirigente, dejando claro que la crisis ya no solo afecta a la producción, sino a la propia supervivencia de las familias que dependen de esta actividad.
“Pueden decir que hay stock de hoja, pero no es cierto”
Entre los cambios aplicados por el Gobierno nacional, después de la desregulación del mercado yerbatero por la quita de atribuciones al INYM para fijar precio, también apareció por DNU la resolución de flexibilizar los límites en los envíos de importaciones de alimentos, que implicó la posibilidad para los industriales argentinos de adquirir la canchada de países vecinos, una suerte de “cuco” para que la colonada no se “retobe”, según lo analizado por ellos mismos.
De hecho, para los pequeños productores “es mentira que hay stock en los molinos”.
“El mercado de Paraguay tiene para cortar 30 millones de kilos de chanchada, solo el consumo interno de nuestro país es de 27 millones de kilos, o sea que si en Paraguay toman un poquito más de tereré no van a tener ni para ellos. En cuanto a la producción y consumo de Brasil lo que se llega a traer para acá es ‘chaucha y palito’ (poco). Así que de ninguna manera es como ellos dicen”, afirmó Otto. “En este momento, si el productor no corta, todavía puede tener la sartén por el mango. Si resistimos un mes más sin cortar los vamos a complicar bastante, porque van a tener que desprenderse de su stock para cubrir gastos”, amplió.
“Si no nos pagan los $457 acordados en nuestras asambleas, la idea es no arrancar hasta que no lo hagan”.
Consultado sobre los instrumentos para que, de haber algún acuerdo positivo para ellos, se garantice el cobro, el colono sostuvo que “es algo fundamental dentro de los posibles acuerdos”.
“Ya nos pasó, fijamos un precio de $370 y en menos de un mes nos bajaron a $200. Ocurre que una vez que se arranca la zafra cuesta mucho que la gente pare; todos se organizan y se saca adelanto para comprar los insumos, las ponchadas, las tijeras, los serruchos, la mercadería para la gente; entonces, una vez que se abre la cadena de trabajo es complicado de parar; por lo tanto hasta no tener un instrumento de garantía no les vamos a dejar que se aprovechen de nosotros”, dijo.