La Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA) advirtió que la creciente importación de viviendas prefabricadas significa una amenaza hacia toda la cadena productiva local que se dedica a la construcción de casas y muebles de madera.
Además de la competencia con el mercado local, consideran que este tipo de paquetes no cumplen con las normativas técnicas del mercado constructivo argentino.
“Nosotros, desde la federación, que nucleamos 28 cámaras de todo el país, tenemos empresas que se dedican a fabricar viviendas de madera y sin dudas que estamos viendo con mucha preocupación la importación de estas viviendas, tanto de China como de Estados Unidos”, indicó la presidente de FAIMA, Mercedes Omeñuka, a PRIMERA EDICIÓN.
La dirigente, puntualizó en la crítica situación que atraviesa el sector y aseguró que, además de que esta medida va a contramano de las necesidades de las empresas forestoindustriales, su preocupación en particular radica en que esas viviendas que ingresan al país no cumplan con las medidas de seguridad que se le exigen a las industrias locales.
“Lo que buscamos es que también haya un mecanismo de estricto control, porque estamos hablando de viviendas y nosotros tenemos dentro del país, para nuestras viviendas, organismos que se dedican justamente a asegurar el cumplimiento de esos estándares”, afirmó.
La empresaria explicó que el país cuenta con materia prima y mano de obra local, para llevar adelante estas viviendas, por lo que aseguró que el impacto negativo de la medida podría ser enorme. “Hay que tener en cuenta que toda la cadena de construcción está deprimida con la paralización de la obra pública. Si a esto le sumamos también viviendas importadas, hacen que se genere un escenario complejo para nuestra actividad, para toda la cadena foresto industrial”, reiteró.
Sin competitividad
Estas importaciones suman un problema más a todos los que ya atraviesa la industria forestal, donde los compradores locales escasean y donde exportar les resulta casi imposible por los costos que deben afrontar.
“El mercado interno está deprimido, la actividad local, doméstica, no se está reactivando y para las empresas exportadoras tampoco es un momento bueno”, apuntó.
Según advirtió Omeñuka, padecen una serie de adversidades que se acumulan y les termina cerrando las puertas de varios mercados. “Nuestros costos internos están aumentando permanentemente, no estamos pudiendo trasladar esos costos a los precios y eso sumado al tipo de cambio que sin duda no solo que no nos beneficia, sino que nos está llevando a un punto de que no podemos seguir exportando”.
Por otra parte, el mercado interno tampoco resulta una alternativa, debido a la cancelación de la obra pública y una retracción considerable en el sector privado de la construcción.
“Con la apertura de comercio, nos dicen que la industria nacional tiene que ser eficiente, pero el tema es que por más eficientes que seamos, nosotros tenemos una carga impositiva que nos deja totalmente fuera de competencia”.
Por ello, desde FAIMA todavía esperan algún gesto del Gobierno nacional para continuar siendo competitivos y reflotar la actividad.
“Por ahora estamos esperando que el Gobierno anuncie alguna medida en ese sentido que nos dé ese alivio, porque uno puede mejorar desde eficiencia, desde productividad, pero cuando te toca competir de igual a igual, realmente nosotros no estamos en la misma condición”.
Industria mueblera
Además de las viviendas, otros productos que también empezaron a ingresar al país son los muebles de madera. La titular de FAIMA explicó que fue a un congreso en Brasil sobre el tema, donde se encontró con muchos empresarios argentinos que fueron con el objetivo de empezar a importar estos productos.
“Y contra eso, ¿qué podés hacer? Te va a resultar más económico importar muebles que producirlos acá en la Argentina. Así que nosotros estamos esperando que el Gobierno pueda salir con algún tipo de medida que nos ayude a seguir en el mercado y seguir sosteniendo la cadena, porque en nuestro rubro, para llegar a la construcción de viviendas, a la fabricación de muebles, tenés que pasar por la primera transformación”.
Cumplir con las normativas
Desde la federación aseguran que la madera representa una solución potente para la construcción y la arquitectura, permitiendo satisfacer las necesidades de la bioeconomía.
Además, sostienen que actualmente resulta fundamental avanzar hacia la tendencia internacional de la arquitectura sustentable en sus diversas modalidades y con materiales de menor huella de carbono, que demandan menos recursos y permiten construir viviendas con menor consumo energético y mayor respeto por el medio ambiente.
Es así que, el escenario de apertura a la importación, que ha permitido el ingreso de viviendas prefabricadas provenientes de China y Estados Unidos, supone un desafío significativo para la industria de la construcción argentina.
Muchas de estas viviendas se comercializan como soluciones rápidas y económicas, pero su ingreso masivo podría afectar negativamente a la industria nacional y a los miles de empleos que esta genera.
No obstante, advierten que es fundamental establecer mecanismos estrictos de certificación para las viviendas importadas, asegurando su cumplimiento con los requerimientos del Instituto de Normalización y Certificación (IRAM) y los reglamentos del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) en lo que respecta a resistencia estructural, aislación térmica y seguridad contra incendios, entre otros aspectos.
Asimismo, apuntan a la necesidad de garantizar que estos productos sean inspeccionados antes de su comercialización, evitando la competencia desleal con la industria nacional, la cual está obligada a cumplir con estas normativas.
Sin despidos
A pesar de la crisis que atraviesa la industria forestal, la titular de FAIMA explicó que desde la federación no fueron notificados despidos en las empresas. Uno de los motivos es que las mismas paran durante el verano para tomarse un receso, ya que el mercado también merma en la temporada estival.
“Yo no te puedo asegurar que haya despidos, porque como venimos justamente de estos meses de receso por vacaciones, muchas o todas las empresas han parado y han dado las vacaciones correspondientes”, indicó.
Otro motivo que expuso la empresaria es el costo que tiene formar a nuevos operarios en los diferentes sectores de la cadena productiva.
“Nosotros, como empresas, como nos cuesta mucho formar la mano de obra, tratamos siempre de sostener la plantilla. Seguramente, como primer recurso, que hoy no te puedo asegurar que ya esté ocurriendo porque estamos saliendo de período de vacaciones, es que haya reducción de horas de trabajo”, analizó.
Del mismo modo en el que no registran despidos, tampoco fueron notificados de cierres de empresas a causa de esta recesión. Aunque, adelantó, que tendrá un panorama más preciso luego de la reunión de la comisión directiva de la federación, que tendrá lugar esta semana.
“Vamos a tener una reunión de comisión directiva de nuestra federación, donde nos juntamos todos los representantes de las 28 cámaras. Ahí voy a tener más datos más recientes y precisos, pero a este momento no tengo información que estén cerrando industrias. Repito, puede haber reducción de jornada laboral, pero no cierre planta, ese dato no lo tengo”, finalizó.