A tan solo once días para el primer día de clases, comienzan los preparativos para el regreso a la rutina escolar después de dos meses y medio de vacaciones. La pregunta es ¿debemos dejar que los niños disfruten como quieran hasta el último día de las vacaciones?
Para la magíster universitaria en Psicopedagogía, Myrian Báez, lo mejor es el acompañamiento para que los chicos se vayan preparando gradualmente para el retorno a las aulas en forma segura y positiva posible.
“Para aprender, hay varios elementos que deben darse y uno de esos elementos tiene que ver con sentirse cómodos, acompañados, sentirse que vamos a un lugar seguro y salimos de un lugar seguro. Por eso, las familias pueden ayudar a las instituciones educativas ajustando horarios”.
Recordó que los chicos vienen desde diciembre “con horarios diferentes a los que se necesitan durante el año. Entonces hay que ajustar estos horarios, ya no dormir a cualquier hora de la noche ni levantarse a cualquier hora… es necesario volver a la rutina, dormir las 8 horas diarias para lograr el sueño reparador. Y eso traerá aparejado también una rutina en el horario del almuerzo, de reunirnos en la mesa, restablecer los horarios de sueño y comida”, destacó.
Partícipes de las compras y la organización
Báez remarcó que también es necesario construir con los hijos espacios de estudio y para ello hay que “empezar a pensar en nuestras casas cuál es el mejor lugar, con mejor iluminación, más silencio, para que uno se siente y focalice la atención para empezar a repasar contenidos básicos. Tal vez con una lectura un tanto divertida, que no sea enciclopédica, pero dando oportunidades de retomar estas habilidades básicas que tengan que ver con contenidos ya aprendidos”.
La especialista recomendó involucrar a los hijos en las compras, “siempre recomiendo a los padres que inviten a sus hijos a hacer las compras para que sepa cuánto cuesta un lápiz, una lapicera y un juego de lápices de colores. Que evalúe que puede reutilizar este año de todo lo que tiene para no hacer una compra compulsiva”.
A su entender, este es un buen momento para salir con los hijos a comprar “solo lo indispensable y aprovechar estos días para etiquetar las cosas, hacer las carátulas… porque todo esto les ayuda a organizarse mentalmente. Es como cuando uno va a viajar, el que hace el bolso asume el viaje desde otro lugar y después encuentra las cosas y sabe donde dejó cada cosa. Lo mismo le pasa a los chicos cuando van al colegio, si los padres siempre les preparan la mochila, le organizan todo, después van y se pierden porque les falta seguridad”.
“Puerto seguro”
Si bien Báez remarcó la importancia de involucrar a los hijos más chicos en las compras “y que sepan que todo tiene un costo, y que si reciclamos un útil del año pasado estamos haciendo un bien a la economía familiar y al planeta, pero si esto implica angustia o estrés a los padres es preferible que los chicos no interpreten que ir a la escuela representa para los padres una angustia enorme porque los ubica en un lugar de culpables y de carga”.
En este contexto, la especialista habla del concepto de “puerto seguro”: “Siempre hay que buscar el punto medio, el puerto seguro es la familia que acompaña, que es empática, que refuerza lo positivo. Muchas consultas en esta época del año tienen que ver con las mamás de niños de preescolar, porque depende de cada etapa, de la preparación que hay que hacer, y es importante darle seguridad a los hijos, trabajar esta cuestión de la separación de los padres de manera gradual y que ellos en lo que queda de las vacaciones puedan quedarse un ratito con un familiar o con algún amigo en la casa de alguien, para empezar a trabajar estas cuestiones en forma gradual para que el desapego no sea tan traumático -para el niño ni para el adulto- a la hora de quedarse en la salita”.
Recompensas y premios
Aunque Báez señaló que “cada familia es un universo y se maneja con los códigos que puede crear y producir, en lo personal considero que los padres tienen que entender que es necesario que los hijos interpreten que la escuela es una obligación y una responsabilidad. Cuando entendamos esto dejaremos de ofrecer tantas recompensas y regalos porque estamos haciendo algo que debería fluir naturalmente… todos pasamos por el sistema educativo y no podemos negociar tanto con esto”, argumentó.
Que ir a la escuela sea responsabilidad de los niños, no quiere decir que estén solos en este proceso. “Tenemos que tratar de acompañarlos si necesitan algún tipo de ayuda desde el primer día y no dejar que las cosas se agranden. Hablamos de barreras para el aprendizaje, o cuando vemos que hay necesidades educativas no debemos esperar a última hora. Creo que más que pensar en las recompensas para los hijos, hay que pensar en estas ayudas graduales a lo largo de todo el año que permitirán niños, adolescentes estudiantes felices que disfrutan de este proceso de aprendizaje y no llegan tan mal a fin de año”, destacó.
Contextos saludables
Para la psicopedagoga, como adultos, debemos garantizar contextos saludables de aprendizaje. “Es tan constructivo para cualquier persona poder aprender en contextos saludables donde no haya gritos ni violencia de docentes hacia los estudiantes, de estudiantes hacia otros estudiantes, desde los padres hacia los hijos… volvamos a esta idea de aprendizaje con amor y de acompañar a nuestros hijos, que haya alguien en sus casas para recibirlos cuando llegan a sus casas, que alguien pueda revisar las carpetas y los cuadernos”, remarcó.
Ansiedad en los más pequeños
Aunque no es generalizado, Myrian Báez indicó que algunos chicos experimentan mucha ansiedad y “en estos casos es importante acompañar con la palabra, preguntarles qué les pasa, qué sienten, cómo se sienten, qué creen que pasará este año o las expectativas que tienen”.
Según explicó, “la comunicación y la vinculación con la palabra es muy bueno porque en general el niño cuenta lo que le pasa y el adulto puede darle tranquilidad, contarle que en el colegio conocerá compañeritos, que estará una maestra que lo espera, contarle cómo se llamará la maestra. Tener y ofrecer este conocimiento les permitirá bajar los niveles de ansiedad”, remarcó.
Otra de las actividades que permite reducir el nivel de ansiedad a los niños es “pasar frente a la escuela y mostrarles que ahí irán ellos, contarles sobre el horario en el que irán, dándoles algunas ideas de lo que será su rutina porque eso les ayuda a pensar en esa situación nueva. Cuando nos podemos pensar en esa situación, bajamos la ansiedad”, indicó.
En este sentido, remarcó que “puerto seguro es el lugar que tenemos todos -niños, adolescentes y adultos- cuando necesitamos volver a la base y sentir seguridad”.