El 26 de febrero de 1962 era sentenciado a muerte Sergio Mazan, el último criminal que recibió la pena capital en Paraguay.
Y fue por un hecho ocurrido cinco años antes en Encarnación: el asesinato de Juan Vallejos, perpetrado en el paraje denominado Mburica Potrero y donde actuaron varios cómplices.
Según detallaban crónicas de la época, el 28 de julio de 1957 fue encontrado un cadáver en el barrio San Miguel Kurusú, específicamente en el campo de Roberto Kremer, por lo que un juez de Encarnación decretó el allanamiento de una vivienda situada en Mariscal Estigarribia entre Constitución y Boulevard Trinidad (actual avenida Caballero).
Allí encontraron el automóvil robado al taxista Juan Vallejos, por lo que el juez decretó la detención preventiva de varias personas pertenecientes a prominentes familias de ascendencia eslava.
La víctima había sido contratada por un individuo llamado Alfredo Raúl Muller para transportar mercaderías. Ambos se dirigieron hacia un lugar despoblado donde recogieron a los demás victimarios.
Al llegar a San Miguel Kurusú, éstos revelaron sus intenciones. “La víctima ruega por su vida, dice que es pobre y tiene hijos chicos pero atentan contra su vida con tiros de revólver, pero como la víctima aun seguía con vida, lo golpean con la empuñadura del arma hasta que la misma se desarma, para luego completar ‘el trabajo’ aplastando el cráneo de la víctima con una piedra“, revela un relato de la época.
A continuación, “se apropian del vehículo y lo repintan en la Villa Alta de Encarnación con la intención de venderlo en la Argentina, lugar donde es aprehendido Sergio Mazan, de nacionalidad polaca, residente en Carmen del Paraná“.
Los demás agresores –Héctor Aníbal García, Delfín Ruiz, Ramón González y el antes mencionado Muller- se dieron a la fuga.
Mazan fue condenado a muerte por el juez Miguel Angel Morinigo Zarza, pero la sentencia no se cumplirse: Mazan se fugó del penal de Tacumbú en complicidad con un sacerdote que lo escondió en el baúl de su auto.
Fuente: Itapúa en Noticias