El geólogo y vulcanólogo misionero Joaquín Llano es uno de los integrantes de la Campaña Antártica de Verano, en la que participan científicos de diversas áreas con el acompañamiento de las Fuerzas Armadas y la Dirección Nacional del Antártico que garantizan la logística y la seguridad de los profesionales que desarrollan distintos tipos de tareas en el Continente Blanco.
En concreto, Llano trabaja en la Base Conjunta Decepción, en la isla homónima que se ubica en la zona sobre la cual Argentina reclama la soberanía y donde existe un volcán activo. Su misión es estudiar la geoquímica de los gases y las aguas de ese entorno, en el marco de un trabajo que se viene desarrollando desde hace varios años, aunque el científico posadeño se incorporó por primera vez en esta campaña.
El grupo partió en diciembre de la Argentina continental, llegó a la Antártida en enero y en las próximas horas se estarían retirando de la base Decepción. En principio, harán “escala” de “un par de días” en alguna otra base como Marambio o Esperanza y luego ya estarían volviendo definitivamente al continente.
En la recta final de su expedición, Joaquín Llano dialogó este miércoles por la tarde con la FM 89.3 Santa María de las Misiones, donde explicó que “pertenezco a un grupo que trabajamos estudiando volcanes activos, y uno de los muchachos está haciendo un doctorado estudiando esas emisiones acá en la isla. Como ya es el cuarto año que él viene, me tocó esta vez acompañarlo junto con otras cuatro personas para asesorar y trabajar en conjunto con él”.
“Es mi primera vez y me sorprendió tanta variedad de temáticas de investigación que se puede hacer” en este lugar. “Ignoraba un poco qué tipo de temáticas se desarrollaban porque conozco a biólogos que trabajan con biología marina, con estudios pingüinos, ballenas y peces; y también meteorólogos que trabajan con diferentes cuestiones vinculadas a la meteorología, rayos cósmicos, etcétera. Pero ahora también conocí ingenieros, gente que estudia la contaminación con microplásticos, así que realmente es muy variado”, contó el misionero.
Volcanes y ambiente en la Antártida
Llano reveló que si bien hay otros volcanes activos en la Antártida y que tienen emisiones “bastante grandes”, de los cuales uno de los más conocidos es el Monte Erebus, “quedan bastante lejos de la zona antártica argentina”, por lo que el único bajo bandera albiceleste es el de la Isla Decepción.
“Los otros que se encuentran dentro de nuestro sector están sumergidos, son volcanes submarinos”, precisó.
Respecto al impacto ambiental en la Antártida, evaluó que “es contradictorio porque, por un lado, es realmente un lugar muy puro y se toman medidas muy serias de resguardo del ambiente, hay una conciencia muy grande no solamente de la parte científica, sino también de las fuerzas armadas, aunque obviamente hay cuestiones logísticas que generan un impacto, como el tema del combustible; pero al mismo tiempo hay como un turismo, que está controlado y muy regulado a nivel internacional, pero vienen muchos cruceros anualmente y no deja de ser un poco invasivo“.
Vuelta a la “normalidad”
Respecto a la mudanza que se avecina, contó que “puede ser el viernes o sábado, pero también mañana”. Es que “tanto la llegada como la salida son bastante caóticas, porque es una logística muy grande. De Argentina son 13 bases, de las cuales siete son permanentes y seis son solamente de verano, entre ellas la Isla Decepción. Entonces, hay una cuestión logística realmente muy grande, además de las implicancias climáticas que varían y hacen que todo sea mucho más dificultoso. Entonces, uno sabe más o menos cuándo viene y más o menos cuándo se va, pero a muy grande rasgos“, explicó.
A su regreso, lo espera su posdoctorado en la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde ya se doctoró y ahora está en el grupo de estudio de las aguas vinculadas a ambientes activos en el volcán Copahue (en la frontera con Chile). En esa tarea continuará al menos “hasta julio del 2026, investigando un poco el impacto ambiental que tendría las emisiones de ceniza y de lo que llamamos la pluma, que son los gases que que emite el volcán en Copahue y también en un volcán que se llama Planchón-Peteroa, en el sur de Mendoza“.
Esta experiencia en la Antártida, aseguró, significa para él “en lo profesional, conocer y trabajar en ambientes más duros, pero también más lindos, diferentes a lo que estoy acostumbrado; y obviamente compartir con los compañeros y también con la dotación militar. Y en lo personal, llegar a lugares donde no todo el mundo puede llegar, vivir una experiencia bastante intensa en todos los sentidos, para bien y para mal, porque realmente es algo muy loco“.
“Dentro de las Fuerzas Armadas hay mucha gente de la Mesopotamia, entonces por ahí se arma un poco de vinculación o de códigos con correntinos y con misioneros”, confió.
También se siente orgulloso de “aportar un granito de arena, aunque sea, en el desarrollo de la soberanía argentina, en la presencia ininterrumpida ya de más de 120 años de Argentina en la Antártida relacionada con la investigación científica en todas sus vertientes”.
Contó que en Posadas están “la mitad de mis amigos y parte de mi familia”, mientras que la otra parte y su pareja viven en Buenos Aires. “Voy relativamente seguido a Posadas, al menos una vez al año”, remarcó.