Días atrás el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció el fin de la certificación eléctrica obligatoria en Argentina. Esta medida busca facilitar la importación de productos eléctricos sin necesidad de controles adicionales si ya cuentan con certificaciones extranjeras. Especialistas exponen que el impacto en los precios será mínimo pero que podría impulsar la aparición de una mayor oferta en el mercado.
El gerente de la División de Eléctrica del Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM), Christian Grilauskas, explicó en diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones las implicancias de esta medida. “Tendríamos que entenderlo en el marco del antecedente de cómo viene toda la cuestión de la certificación de productos eléctricos en Argentina”, indicó Grilauskas. Recordó que el país contaba con una regulación del año 2018, que tuvo varias modificaciones, y que en 2023 se publicaron nuevas disposiciones, entre ellas las resoluciones 236 y 237, que introdujeron cambios en la marcación de productos eléctricos.
Según el especialista, “Había un logo que fue conocido por más de 25 años en Argentina, el SC, que identificaba un producto certificado. A partir del año pasado, surgieron regulaciones que cambiaron esta situación. Se dejó de lado ese logo y se volvió a un sistema basado en la autodeclaración, donde quien vende el producto afirma que cumple los requisitos”.
Asimismo aclaró que los productos eléctricos no dejan de certificarse: “Lo que cambia es que el vendedor ahora debe declarar y colocar una marca en el producto que consta de un código QR con toda la información de certificación”. Además, explicó que “ese nuevo logo es un símbolo AR con un doble tilde azul”.
En cuanto a los efectos de este cambio, señaló que “si bien el costo de certificación impacta muy poco en el precio final del producto, esta medida puede acelerar los tiempos de comercialización de productos certificados y seguros, facilitando su ingreso al mercado”.
Sobre las razones detrás de la nueva regulación, Grilauskas consideró que “se trata de dar un mayor impulso al mercado, ofreciendo un abanico más amplio de productos”. Sin embargo, enfatizó que “es clave elegir productos certificados para garantizar la seguridad de los consumidores”.
Recomendó que cuando una persona compre un producto se fije si el producto está certificado o no, que tenga el logo IRAM, ya que eso le da una confianza de que el producto va a ser seguro cuando lo lo utilice “no solo del punto de vista de eléctrico, también mecánico, porque las normas no solo hablan de seguridad eléctrica, sino también tienen cuestiones mecánicas, de radiación, o de calor, entre otras”.
Consultado sobre la confianza en el sistema de autodeclaración, destacó que “ahora la confianza recae en el vendedor del producto, sea fabricante o importador” y subrayó la importancia de la “fiscalización de mercado por parte del Estado para corroborar que estas declaraciones cumplan con los requisitos”.
Respecto al impacto en la industria, afirmó que “se abren nuevas oportunidades tanto para fabricantes nacionales como importadores, dado el incremento en la disponibilidad de productos”. Asimismo, descartó que esto afecte negativamente a la industria nacional, ya que “Argentina cuenta con una industria eléctrica de calidad que puede competir”.
Sobre la posibilidad de que ingresen productos de menor calidad, advirtió que “si un producto es extremadamente barato, el consumidor debe verificar su certificación para garantizar su seguridad”. Enfatizó que “la seguridad no se negocia”.
Qué son las normas IRAM
Consultado sobre el funcionamiento de IRAM en el nuevo contexto, aclaró que “IRAM es una organización sin fines de lucro, totalmente independiente y sin subsidios gubernamentales”. Explicó que cuenta con dos sectores: “Uno dedicado a la normalización, que elabora las normas, y otro a la certificación, que verifica su cumplimiento”.
Sobre la reciente regulación de enchufes en productos importados, mencionó que “en Argentina se adopta el formato IRAM con tres patitas oblicuas y toma de tierra”, pero que “recientemente se aprobó la posibilidad de importar productos con otro tipo de enchufe, siempre que incluyan una etiqueta indicando el uso obligatorio de un adaptador certificado”. Advirtió que “desde el punto de vista técnico, el uso de adaptadores no es recomendable, ya que pueden generar fallas, recalentamientos y riesgos de incendio”.
Respecto a las nuevas normativas, sostuvo que siempre es necesario adaptar las regulaciones a las necesidades del mercado, pero subrayó que “la seguridad no debe negociarse y la fiscalización es clave”. Consideró que “el tiempo dirá si estas medidas resultan en productos más seguros y eficientes”.
Finalmente, afirmó que “los productos actualmente certificados seguirán siendo válidos por un año y luego habrá un recambio de certificaciones según las nuevas normativas”. Destacó que “IRAM y otras certificadoras seguirán garantizando que los productos cumplan con los requisitos de seguridad”.