El próximo domingo 2 de marzo se celebrará en Los Ángeles la 97ª edición de los premios Oscar, que honrará a los mejores aportes al cine durante el año pasado en consideración de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas estadounidense.
En la cuenta regresiva de la ceremonia 2025, repasamos los momentos más bizarros, incómodos y llamativos de los 96 años de historia de la célebre gala.
1934: La decepción de Frank Capra
Frank Capra acabaría ganando tres Oscar a la mejor dirección, pero el año antes de su primera estatuilla pasó un mal rato que siempre recordaría como altamente humillante, según reconoció él mismo en su autobiografía. Resulta que en la sexta edición de los premios, cuando el actor Will Rogers entregó la estatuilla de mejor dirección, en vez de decir el nombre del ganador solo dijo “Sube aquí a recogerla, Frank”.
Frank Capra, nominado por “Dama por un día”, asumió que se refería a él y se levantó de su asiento camino del escenario. Fue instantes después cuando descubrió la verdad. Él no era el ganador, sino el otro Frank nominado en la categoría: Frank Lloyd, ganador por “Cabalgata”, la que también acabaría ganando el premio de mejor película. El camino de vuelta de Capra a su asiento tuvo que ser un poema a la decepción.
1940: El Oscar histórico de Hattie McDaniel
El triunfo de Hattie McDaniel en la categoría de mejor actriz de reparto por su trabajo en “Lo que el viento se llevó” puede celebrarse como el primer Oscar de una actriz afroamericana, pero no está exento de amargura si tenemos en cuenta el contexto en el que se produjo.
El Ambassador Hotel de Los Ángeles donde se celebraba la gala tenía una estricta política segregacionista. El superproductor David O. Selznick solo logró permiso para que permitieran entrar a la actriz nominada (cuyo triunfo ya conocía pues se había filtrado a la prensa, como era habitual hasta ese mismo año) a la sala. McDaniel tuvo que sentarse pegada a una pared al fondo, en una mesa distinta a la de sus compañeros Vivian Leigh, Clark Gable u Olivia de Havilland, que después se levantaron a felicitarla.
1942: El discuuuuuurso de Greer Garson
La ganadora del premio de mejor actriz protagonista por “La señora Miniver” habló sobre el escenario durante cinco minutos y medio. Le dio tiempo a dar las gracias por el premio a todos sus compañeros, toda su familia, incluida la política, la nación y cualquier deidad. Según la crónica de The Washington Post en la época, una vez que terminó con sus agradecimientos Garson se puso a divagar sobre lo injustos y arbitrarios que son los premios como el que acababa de ganar.
1946: Un Oscar en la cama
Joan Crawford, siempre despierta para manejar los tiempos y atraer la atención de los focos, decidió no acudir a la primera ceremonia de los Oscar tras el final de la Segunda Guerra Mundial, donde estaba nominada como mejor actriz protagonista por “Alma en suplicio”. Alegó que se quedaba en cama por una neumonía, aunque las malas lenguas siempre pensaron que en realidad temía perder contra Ingrid Bergman.
El caso es que Crawford ganó y tuvo que escuchar su triunfo por la radio. Rápidamente, organizó con la Academia una entrega a domicilio de la estatuilla dorada. Así es como la actriz recibió su premio Oscar, maquillada y divina, en el dormitorio de su casa de Los Ángeles, tras haber convocado a toda la prensa para inmortalizar el momento. Al día siguiente esta fue la gran historia, y no los cuatro premios principales de “Días sin huella”.
1953: Gloria Grahame no se anda con rodeos
La ganadora del Oscar a la mejor actriz de reparto por “Cautivos del mal” no pudo ser más escueta al recoger el premio. Según las malas lenguas se debía a que llegó un poco pasada de copas, pero no se le puede negar la destreza para recoger la estatuilla casi como una prolongación de su ascenso al escenario para inmediatamente volver a bajar.
1971: La renuncia frustrada de George C. Scott
El actor de “Dr Strangelove” siempre se mostró contrario a los tejemanejes de los Oscar y ya había renunciado a su nominación por “El buscavidas”, pero en este caso también tuvo que renunciar al premio. Scott, que había rechazado ser nominado, ganó el Oscar de mejor actor protagonista por “Patton”. Como era de esperar, no estaba presente en la gala, así que fue Frank McCarthy, el productor del filme bélico de Franklin J. Schaffner, quien recogió en su nombre una estatuilla que Scott nunca quiso porque “no estaba compitiendo contra ningún otro actor”. De hecho, a la mañana siguiente exigió que la estatuilla se devolviera a la Academia.
1973: El rechazo de Marlon Brando
Una de las mayores figuras de la historia del cine, Marlon Brando pasó olímpicamente de acudir a recoger su estatuilla por “El padrino”. Pero, a diferencia de lo que había ocurrido con George C. Scott un par de años antes, el actor más ilustre de Hollywood tuvo la deferencia de enviar a alguien a recoger su premio.
Se trató de Sacheen Littlefeather, una activista en pro de los derechos de los nativos americanos, la cual anunció que Brando rechazaba el premio “en protesta por el tratamiento que la industria del cine da a los nativos”. Según declaró después, la Academia le impidió pronunciar el discurso de 15 páginas redactado por Brando para la ocasión.
1974: Los Oscar al desnudo
Una de las modas más irritantes de los años ’70 fue el streaking, actividad que consistía en colarse en un evento público, cuanto más concurrido mejor, y recorrerlo totalmente desnudo. Fue un tal Robert Opel quien se aseguró de esta forma sus 15 minutos de fama colándose en la gala de 1974.
Eso sí, fue rápidamente puesto en su sitio por un comentario de David Niven, que en el momento del ataque nudista estaba sobre el escenario para entregar un premio: “Es una lástima que, para hacer reír, este señor no tenga más remedio que mostrarnos sus menudencias”, dijo el británico.
1989: ¿La peor gala de la historia?
La segunda mitad de los ’80 no fue un gran momento para Hollywood. Y -por más que estaban “Un pez llamado Wanda”, “Rain Man” y “Las amistades peligrosas”- el palmarés de la edición 61 de los Oscar no fue nada del otro mundo. Pero el montaje de la ceremonia ha pasado a la historia como una de las mayores debacles de los Premios de la Academia.
Rob Lowe y Chevy Chase no se lucieron nada como presentadores y el evento contó con un número coreográfico extremadamente pobre en el que una actriz disfrazada de Blancanieves se marcó una versión… de Creedence Clearwater Revival. Para colmo, la casa Disney no había sido consultada durante la elaboración del número, con lo que demandó a la Academia. El productor Alan Carr fue despedido inmediatamente.
1991: La exhibición de Jack Palance
La estrella de “Raíces profundas” ganó el Oscar de mejor actor de reparto a los 73 años por la comedia “Cowboys de ciudad”. Uno de esos reconocimientos tardíos a toda la carrera de una leyenda que a la Academia le da por hacer de vez en cuando premiando a deshora uno de sus papeles más intrascendentes. Afortunadamente, el actor se encargó de hacerlo memorable.
Cuando Palance subió al escenario a recoger la estatuilla, demostró su lozanía septuagenaria poniéndose a hacer flexiones con una sola mano sobre el piso. Billy Cristal, presentador de la noche y compañero de reparto suyo en “Cowboys de ciudad”, comunicó minutos después que se había visto a Palance “haciendo puenting desde el letrero de Hollywood”.
1995: Tom Hanks y una salida del closet inesperada
En la película “In & Out” de Frank Oz, Kevin Kline interpreta a un profesor de literatura inglesa de un pueblito de Indiana cuya vida da un vuelco radical cuando uno de sus antiguos alumnos (Matt Dillon) gana un Oscar por interpretar a un soldado homosexual y en su discurso de agradecimiento lo incluye a él, sacándolo del closet ante una audiencia millonaria a escala global.
Pues bien, la idea de “In & Out” procede nada menos que del discurso de agradecimiento de Tom Hanks al ganar su primer Oscar por “Philadelphia” y revelar, sin querer, la homosexualidad de uno de sus profesores de instituto, quien nunca la había hecho pública.
1999: El “vacío” a Elia Kazan
Por lo general, el Oscar Honorífico suele ser ocasión para relajarse un poco, despacharlo rápido y pasar a la siguiente categoría, a no ser que el homenajeado sea uno de los hombres más odiados de Hollywood, como es el caso del autor de “Un tranvía llamado deseo”, que se había distinguido como “soplón” anticomunista durante los años de la “caza de brujas” en EEUU.
Los presentadores Martin Scorsese y Robert De Niro, junto a unos cuantos invitados más se levantaron y aplaudieron, pero parte del auditorio permaneció sentada, en silencio y mirando al escenario con mala cara, incluso pudieron oírse claramente algunos abucheos.
2000: El cisne de Björk
Muchos atuendos han causado conmoción en la alfombra roja de los Oscar, pero ninguno como el de la cantante islandesa Björk, nominada por su canción “I’ve Seen It All” para “Bailarina en la oscuridad” de Lars von Trier. No ganó la estatuilla, pero dejó una huella imborrable con su vestido que representaba un cisne blanco gigante reposando sobre su cuello. Este diseño del macedonio Marjan Pejoski se hizo tan famoso que dispone de su propia entrada en Wikipedia.
2013: El aterrizaje de Jennifer Lawrence
La bella Jennifer Lawrence causó sensación en la alfombra roja con su vestido de Dior. Pero el fastuoso atuendo le jugó una mala pasada en las escaleras cuando subió al escenario a recibir su estatuilla como mejor actriz por “El lado luminoso de la vida”.
2017: La, la… la liamos
¿Qué es lo peor que puede pasar en una ceremonia de entrega de premios a la hora de anunciar el máximo galardón? Nada puede superar lo ocurrido en la edición 89: el fallo en el sobre que se dio a Warren Beatty y Faye Dunaway para anunciar el gran premio de la noche, el Oscar a la mejor película, erróneamente asignado al musical “La la land” en vez de a “Moonlight”, la verdadera ganadora.
Desde las caras de incertidumbre de Beatty y Dunaway al leer la tarjeta de la ganadora hasta el hecho de que el error no se corrigiera hasta pasados unos minutos, en medio de los discursos de agradecimiento de los productores de La La Land, el trajín sobre el escenario mientras ellos hablaban, Fred Berger tomando el micrófono aunque ya sabía que habían perdido, el pasmo de Emma Stone, la risa de Ryan Gosling… ¡Puro Hollywood!
2022: Estaba para el cachetazo
El momento televisivo que necesitaban los Oscar para recuperar tirón entre el público llegó de manera inesperada, violenta y altamente incómoda. Un poco como la reacción de Will Smith unos instantes después de que Chris Rock hiciera un chiste sobre la falta de pelo de su pareja, Jada Pinkett Smith. Tras reír distraídamente, el actor que minutos después ganaría una de las estatuillas de la noche (!) se levantó de su asiento, subió al escenario y le cruzó la cara al humorista.
Fuentes: Cinemania / Fotogramas