Ezequiel Augusto González, “Monito” de 24 años, sumó el viernes una nueva condena por robo calificado, esta vez firmó seis años de pena de prisión efectiva por el asalto en el que dos menores inimputables le quitaron la vida al vendedor ambulante de chipa Víctor González, en marzo de 2020 en el barrio Parque Adam de esta capital.
El acuerdo fue ofrecido por el fiscal de Instrucción 6, René Germán Casals y solo le restará la homologación del Tribunal Penal 1 de la Primera Circunscripción Judicial para que se inicie su ejecución, que se sumará a la que ya cumple de cinco años por otro caso de robo calificado.
“Monito” González reconoció su participación por “robo calificado, agravado por la participación de un menor”, previstos por los artículos 166 segundo párrafo y 41 quater del Código Penal.
Según lo remarcado del expediente por PRIMERA EDICIÓN, Víctor González (50) fue atacado por dos menores ante la mirada de un mayor de edad que también fue partícipe en la noche del 9 de marzo de 2020. Según el expediente la investigación del caso, fue un menor de 13 años por aquel entonces el que apuñaló repetidas veces a la víctima.
Identificado el autor, no puede ser juzgado por el crimen precisamente porque el Código no contempla la acusación contra menores.
Sin embargo, el joven de 20 años que se encontraba con ellos en ese momento fue considerado como quien planeó el robo, acompañó a los menores y vigiló la zona mientras cometían el hecho. Para el fiscal, se aprovechó de la inimputabilidad de los menores y los envió a cometer el robo que derivó en la muerte y, a escasos metros, observó lo que sucedía y consintió lo hecho por ellos.
El 8 de marzo de 2020, vecinos observaron a un hombre tirado en el cordón en la esquina de avenida Tierra del Fuego y calle 31 A y acudieron a ayudarlo. Tenía las vísceras al aire, un cuchillo clavado en el pecho y otro en la espalda que se cayó cuando lo movieron. Un paramédico que pasaba por allí le dio los primeros auxilios. Llamaron a la policía, lo llevaron al hospital pero murió a las pocas horas cuando intentaban reconstruirle el intestino.
Investigadores de la Dirección Homicidios de la Policía no tardaron en dar con los sospechosos y ponerlos a disposición de la Justicia. Pero no podían identificar a la víctima. Los vecinos lo conocían solamente porque era chipero, y que tal vez era paraguayo. Se publicó la imagen de un tatuaje que tenía en un brazo para que si alguien lo reconocía se acercara a la comisaría a aportar su nombre.
Finalmente, una hermana que vivía en Buenos Aires lo reconoció y reveló que se llamaba Víctor González y era misionero.
Uno de los menores reveló que solo querían robarle “para comprar más merca y pastillas”. Relató que “junto a otro menor y ‘Monito’, vimos al chipero” y este último dijo ‘vamos a robarle’. Del mambo que teníamos por las pastillas y merca que tomamos, fuimos. Yo le agarré del cuello y lo tiré. Intentó escapar pero le pegué una patada, ahí vino mi otro conocido (menor) y le empezó a pegar piñas y patadas para que quede quieto”. “El viejo sacó un cuchillo, nosotros sabíamos que tenía uno, y mi compañero (menor) se lo sacó y le dio como ocho puntazos o más. Por la adrenalina que te dan las pastillas te dan ganas de seguir dando puntazos”, remarcó.
“Fue ahí que vi que le salían las tripas. El boludo (sic) de mi amigo le dejó el cuchillo clavado. Luego me fui a lavar las manos y la ropa a la casa de ‘Monito’, que al momento del hecho hizo de campana”, expresó. Acerca de los roles de cada uno, el menor dejó en claro que el otro adolescente de 13 años “fue el que le hincó y que ‘Monito’ hizo de campana”.