Suelo comenzar mis clases con una autobservación para ver cómo están respirando, porque a través de la respiración podemos darnos cuenta cómo nos sentimos. Si estamos ansiosos, apurados o con muchos pensamientos que nos preocupan, la respiración será superficial y se notará en la zona torácica, provocando rigidez en los hombros y cuello, tensionando todo el cuerpo.
Se puede decir que una adecuada inspiración se realiza expandiendo el tórax, pero también el abdomen debe participar en este proceso. Al tomar buena cantidad de aire con una respiración adecuada todo nuestro cuerpo se beneficia y así podemos estar más relajados.
El aire que entra a nuestros pulmones vendría a ser un alimento que tomamos, por una parte oxigenamos nuestro cuerpo y por otra nos llenamos de energía.
Esta forma de llenarnos de energía puede verse limitada cuando la mecánica respiratoria no es adecuada. Podemos observar nuestra zona abdominal y ver si nuestro abdomen esta rígido, generalmente solemos tensionar el cuerpo ante un estímulo que no nos gusta o nos preocupa sin darnos cuenta y con ello también la respiración.
Por eso si ponemos atención a la zona del ombligo podemos ir relajando a medida que vamos respirando, lo que vamos a sentir enseguida es alivio, porque al tomar conciencia de una tensión, es ahí donde podemos trabajar sobre ella. A esto podemos incluir un masaje circular sobre el abdomen para activar el sentir y con ello traer la atención a ese lugar.
Dice el Dr Lowen: “Respirar profundamente es sentir profundamente”, y pensando en esta frase recordé que cuando algo nos duele tensionamos todo el cuerpo bloqueando la respiración a veces hasta contener el aliento.
Quizás aprendemos eso desde chicos en nuestra vida emocional, para que algo no nos duela cortamos la respiración y el dolor pasa. Y así aprendimos a aguantar.
Hoy podés respirar profundamente y animarte a sentir. Tu cuerpo guarda esas sensaciones, déjalas que aparezcan. Suspirá, bostezá, quejate, seguí respirando y observate cómo te sentís. ¿Qué sentís cuando respirás profundamente? ¿Te alivia? ¿Te cansa?
Hoy puede ser ese momento para soltar y dejar ir ese dolor que quizás guardás en el cuerpo. Tenéte paciencia, sea lo que sea que sientas felicítate por animarte a vivir. Bendiciones.
Prof. Paula Vogel
Gimnasia para el Alma.
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